Palabra Diaria














































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































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Palabra Diaria

Lecturas Miércoles de la 17ª semana del Tiempo Ordinario

Miércoles 31 de Julio del 2013




Lectura

Primera lectura

Lectura del libro del Éxodo (34,29-35):

Cuando Moisés bajó del monte Sinaí con las dos tablas de la alianza en la mano, no sabía que tenía radiante la piel de la cara, de haber hablado con el Señor. Pero Aarón y todos los israelitas vieron a Moisés con la piel de la cara radiante y no se atrevieron a acercarse a él. Cuando Moisés los llamó, se acercaron Aarón y los jefes de la comunidad, y Moisés les habló. Después se acercaron todos los israelitas, y Moisés les comunicó las órdenes que el Señor le había dado en el monte Sinaí. Y, cuando terminó de hablar con ellos, se echó un velo por la cara. Cuando entraba a la presencia del Señor para hablar con él, se quitaba el velo hasta la salida. Cuando salía, comunicaba a los israelitas lo que le habían mandado. Los israelitas veían la piel de su cara radiante, y Moisés se volvía a echar el velo por la cara, hasta que volvía a hablar con Dios.

Palabra de Dios
 



 
Salmo

Sal 98

R/. Santo eres, Señor, Dios nuestro

 





Ensalzad al Señor, Dios nuestro,
postraos ante el estrado de sus pies:
Él es santo.
R/.

Moisés y Aarón con sus sacerdotes,
Samuel con los que invocan su nombre,
invocaban al Señor,
y él respondía.
R/.

Dios les hablaba
desde la columna de nube;
oyeron sus mandatos
y la ley que les dio.
R/.

Ensalzad al Señor, Dios nuestro;
postraos ante su monte santo:
Santo es el Señor, nuestro Dios. R/.



 
Evangelio
 
Lectura del santo evangelio según san Mateo (13,44-46):

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo. El reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra.»

Palabra del Señor

 



 
Comentario al Evangelio del Miércoles 31 de Julio del 2013
 
CR
Queridos amigos y amigas:

¡Qué no se ha dicho y escrito sobre San Ignacio de Loyola! Su figura ha sido examinada desde casi todas las perspectivas posibles. Es un santo de una riqueza extraordinaria y, sin embargo, no es popular como San Antonio de Padua o San Judas Tadeo. Hay algo en su rigorismo inicial que echa un poco para atrás. Parece ser que su deseo de imitar a Jesús “al pie de la letra”, común en todos los santos conversos, pudo haberle costado hasta el equilibrio psíquico.

Ignacio tardó tiempo en descubrir que “seguir a Jesús” no significa repetir tal cual su estilo de vida sino dejarse invadir por su Espíritu para ser conducidos por él en cada tiempo y lugar. Ignacio, antes de ser un maestro en la vida espiritual, fue un discípulo que aprendió sufriendo. Quizá por eso sus enseñanzas conservan validez.

La parábola que Jesús narra en el evangelio de hoy explica bien en qué consiste el verdadero discernimiento evangélico, auténtica pasión de Ignacio. No se trata de pescar sólo los peces buenos usando una red finísima. Si así fuera, la pesca resultaría imposible. En la red barredera entran todos. Hay que dar tiempo al tiempo. La selección se hace al final. Y la hace un Experto, no un simple aficionado.
















Palabra Diaria

Lecturas Martes de la 17ª semana del Tiempo Ordinario

Martes 30 de Julio del 2013 

 
 
 
 
Lectura
Primera lectura
 
Lectura del libro del Éxodo (33,7-11;34,5b-9.28):

En aquellos días, Moisés levantó la tienda de Dios y la plantó fuera, a distancia del campamento, y la llamó «tienda del encuentro». El que tenia que visitar al Señor salía fuera del campamento y se dirigía a la tienda del encuentro. Cuando Moisés salía en dirección a la tienda, todo el pueblo se levantaba y esperaba a la entrada de sus tiendas, mirando a Moisés hasta que éste entraba en la tienda; en cuanto él entraba, la columna de nube bajaba y se quedaba a la entrada de la tienda, mientras él hablaba con el Señor, y el Señor hablaba con Moisés. Cuando el pueblo vela la columna de nube a la puerta de la tienda, se levantaba y se prosternaba, cada uno a la entrada de su tienda. El Señor hablaba con Moisés cara a cara, como habla un hombre con un amigo. Después él volvia al campamento, mientras Josué, hijo de Nun, su joven ayudante, no se apartaba de la tienda. Y Moisés pronunció el nombre del Señor.
El Señor pasó ante él, proclamando: «Señor, Señor, Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia y lealtad. Misericordioso hasta la milésima generación, que perdona culpa, delito y pecado, pero no deja impune y castiga la culpa de los padres en los hijos y nietos, hasta la tercera y cuarta generación.»
Moisés, al momento, se inclinó y se echó por tierra.
Y le dijo: «Si he obtenido tu favor, que mi Señor vaya con nosotros, aunque ése es un pueblo de cerviz dura; perdona nuestras culpas y pecados y tómanos como heredad tuya.»
Moisés estuvo allí con el Señor cuarenta días con sus cuarenta noches: no comió pan ni bebió agua; y escribió en las tablas las cláusulas del pacto, los diez mandamientos.

Palabra de Dios

 

Salmo

Sal 102,6-7.8-9.10-11.12-13

R/. El Señor es compasivo y misericordioso

 



El Señor hace justicia
y defiende a todos los oprimidos;
enseñó sus caminos a Moisés
y sus hazañas a los hijos de Israel.
R/.

El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia;
no está siempre acusando
ni guarda rencor perpetuo.
R/.

No nos trata como merecen nuestros pecados
ni nos paga según nuestras culpas.
Como se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre sus fieles.
R/.

Como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos.
Como un padre siente ternura por sus hijos,
siente el Señor ternura por sus fieles. R/.
 

 

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (13,36-43):

En aquel tiempo, Jesús dejó a la gente y se fue a casa.
Los discípulos se le acercaron a decirle: «Acláranos la parábola de la cizaña en el campo.»
Él les contestó: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del reino; la cizaña son los partidarios del Maligno; el enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el fin del tiempo, y los segadores los ángeles. Lo mismo que se arranca la cizaña y se quema, así será al fin del tiempo: el Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y arrancarán de su reino a todos los corruptores y malvados y los arrojarán al horno encendido; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga.»

Palabra del Señor


 
Comentario al Evangelio del Martes 30 de Julio del 2013

CR
Queridos amigos y amigas:

Del evangelio de hoy nos llega un rayo de luz. Dios es como el agricultor que ha sembrado la buena semilla en el mundo y descubre que, junto a ella, crece también la cizaña. La primera reacción sería arrancar de cuajo esta hierba mala. Sin embargo, prefiere esperar al tiempo de la siega. Sólo al final se distinguirá claramente el trigo de la cizaña.

En el texto de hoy esta parábola aparece ya alegorizada. Nosotros mismos podemos hacer una aplicación a nuestra situación actual. Pero, más allá de los detalles, el mensaje es nítido: sólo el final revela la verdad del camino. Mientras tanto, hay que saber esperar. Por si esta explicación nos parece una concesión a la injusticia presente, una forma de no reaccionar enérgicamente contra el mal, demos un paso más.

Quienes viven desde el amor están anticipando el final. Por tanto, sólo quienes aman pueden distinguir el trigo de la cizaña, el bien del mal. La simple indignación ética, la rabia y la venganza no permiten ver la realidad con los ojos de Dios.

Esto es algo que a menudo han olvidado los revolucionarios de todos los tiempos cuando en su deseo de acelerar los cambios sociales y de ser testigos de ellos han usado la violencia como instrumento. La colectivización forzosa del campesinado ruso, llevada a cabo por los bolcheviques entre 1928 y 1933, costó la vida a diez millones de seres humanos.

Entre las características que Pablo atribuye al amor (cf 1 Cor 13,1 ss) hay dos que hoy debemos subrayar: el amor "es paciente" y el amor "todo lo espera".
 









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Lecturas Lunes de la 17ª semana del Tiempo Ordinario


Lunes  29 de Julio del 2013


 




Lectura
Primera lectura

Lectura del libro del Éxodo (32,15-24.30-34):

En aquellos días, Moisés se volvió y bajó del monte con las dos tablas de la alianza en la mano. Las tablas estaban escritas por ambos lados; eran hechura de Dios, y la escritura era escritura de Dios, grabada en las tablas.
Al oír Josué el griterío del pueblo, dijo a Moisés: «Se oyen gritos de guerra en el campamento.»
Contestó él: «No es grito de victoria, no es grito de derrota, que son cantos lo que oigo.»
Al acercarse al campamento y ver el becerro y las danzas, Moisés, enfurecido, tiró las tablas y las rompió al pie del monte. Después agarró el becerro que habían hecho, lo quemó y lo trituró hasta hacerlo polvo, que echó en agua, haciéndoselo beber a los israelitas.
Moisés dijo a Aarón: «¿Qué te ha hecho este pueblo, para que nos acarreases tan enorme pecado?»
Contestó Aarón: «No se irrite mi señor. Sabes que este pueblo es perverso. Me dijeron: "Haznos un Dios que vaya delante de nosotros, pues a ese Moisés que nos sacó de Egipto no sabemos qué le ha pasado." Yo les dije: "Quien tenga oro que se desprenda de él y me lo dé"; yo lo eché al fuego, y salió este becerro.»
Al día siguiente, Moisés dijo al pueblo: «Habéis cometido un pecado gravísimo; pero ahora subiré al Señor a expiar vuestro pecado.»
Volvió, pues, Moisés al Señor y le dijo: «Este pueblo ha cometido un pecado gravísimo, haciéndose dioses de oro. Pero ahora, o perdonas su pecado o me borras del libro de tu registro.»
El Señor respondió: «Al que haya pecado contra mí lo borraré del libro. Ahora ve y guía a tu pueblo al sitio que te dije; mi ángel irá delante de ti; y cuando llegue el día de la cuenta, les pediré cuentas de su pecado.»

Palabra de Dios
 


Salmo

Sal 105,19-20.21-22.23

R/. Dad gracias al Señor porque es bueno

 


En Horeb se hicieron un becerro,
adoraron un ídolo de fundición;
cambiaron su gloria por la imagen de un toro
que come hierba. R/.

Se olvidaron de Dios, su salvador,
que había hecho prodigios en Egipto,
maravillas en el país de Cam,
portentos junto al mar Rojo. R/.

Dios hablaba ya de aniquilarlos;
pero Moisés, su elegido,
se puso en la brecha frente a él,
para apartar su cólera del exterminio. R/.

 
 
Evangelio


Lectura del santo evangelio según san Mateo (13,31-35):

En aquel tiempo, Jesús propuso esta otra parábola a la gente: «El reino de los cielos se parece a un grano de mostaza que uno siembra en su huerta; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas; se hace un arbusto más alto que las hortalizas, y vienen los pájaros a anidar en sus ramas.»
Les dijo otra parábola: «El reino de los cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina, y basta para que todo fermente.»
Jesús expuso todo esto a la gente en parábolas y sin parábolas no les exponía nada. Así se cumplió el oráculo del profeta: «Abriré mi boca diciendo parábolas, anunciaré lo secreto desde la fundación del mundo.»

Palabra del Señor

Comentario al Evangelio del Lunes 29 de julio del 2013
 
CR
Queridos amigos y amigas:

Se puede empezar las vacaciones deseando desconectar de todo. Es comprensible. Pero la realidad se nos impone. Las noticias del terrible accdiente de tren en Santiago de Compostela el pasado miércoles que se lleva 80 vidas brutalmente nos muestran la fragilidad del ser humano. ¡Se nos rompen las seguridades a cada paso! Muchas de nuestras conquistas son como un castillo de naipes. Un suave soplo las derrumba. ¿Dónde está la fuerza del Resucitado? La muerte y el dolor ¿tienen algún sentido? 

¿Cuáles son los “dioses de oro” que nos hemos construido y a los que estamos adorando? ¿En manos de qué vanas seguridades ponemos nuestras vidas? ¿Podremos abrir los ojos para caer en la cuenta de que son dioses sin aliento?

La verdadera vida –dice Jesús- es como un grano de mostaza. Parece insignificante, pero contiene en sí la energía para crecer.

Hace falta abrir mucho los ojos para ver estas diminutas semillas. Pero existen. Lo que sucede es que las que de verdad pueden dar vida “están siempre enterradas”. No hay ninguna semilla de Reino a ras de tierra.
 











Palabra Diaria

Lecturas Domingo 17º del Tiempo Ordinario - Ciclo C

Domingo 28 de Julio del 2013  




 
Lectura
Primera lectura  





Lectura del libro del Génesis (18,20-32):

En aquellos días, el Señor dijo: «La acusación contra Sodoma y Gomorra es fuerte, y su pecado es grave; voy a bajar, a ver si realmente sus acciones responden a la acusación; y si no, lo sabré.»
Los hombres se volvieron y se dirigieron a Sodoma, mientras el Señor seguía en compañía de Abrahán. Entonces Abrahán se acercó y dijo a Dios: «¿Es que vas a destruir al inocente con el culpable? Si hay cincuenta inocentes en la ciudad, ¿los destruirás y no perdonarás al lugar por los cincuenta inocentes que hay en él? ¡Lejos de ti hacer tal cosa!, matar al inocente con el culpable, de modo que la suerte del inocente sea como la del culpable; ¡lejos de ti! El juez de todo el mundo, ¿no hará justicia?»
El Señor contestó: «Si encuentro en la ciudad de Sodoma cincuenta inocentes, perdonaré a toda la ciudad en atención a ellos.»
Abrahán respondió: «Me he atrevido a hablar a mi Señor, yo que soy polvo y ceniza. Si faltan cinco para el número de cincuenta inocentes, ¿destruirás, por cinco, toda la ciudad?»
Respondió el Señor: «No la destruiré, si es que encuentro allí cuarenta y cinco.»
Abrahán insistió: «Quizá no se encuentren más que cuarenta.»
Le respondió: «En atención a los cuarenta, no lo haré.»
Abrahán siguió: «Que no se enfade mi Señor, si sigo hablando. ¿Y si se encuentran treinta?»
Él respondió: «No lo haré, si encuentro allí treinta.»
Insistió Abrahán: «Me he atrevido a hablar a mi Señor. ¿Y si se encuentran sólo veinte?»
Respondió el Señor: «En atención a los veinte, no la destruiré.»
Abrahán continuó: «Que no se enfade mi Señor si hablo una vez más. ¿Y si se encuentran diez?»
Contestó el Señor: «En atención a los diez, no la destruiré.»

Palabra de Dios

 




Salmo

Sal 137,1-2a.2bc-3.6-7ab.7c-8

R/. Cuando te invoqué, Señor, me escuchaste

 






Te doy gracias, Señor, de todo corazón;
delante de los ángeles tañeré para ti,
me postraré hacia tu santuario.
R/.

Daré gracias a tu nombre,
por tu misericordia y tu lealtad.
Cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma. R/.

El Señor es sublime, se fija en el humilde,
y de lejos conoce al soberbio.
Cuando camino entre peligros, me conservas la vida;
extiendes tu brazo contra la ira de mi enemigo.
R/.

Tu derecha me salva.
El Señor completará sus favores conmigo:
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos. R/.

 



Segunda lectura




Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (2,12-14):

Por el bautismo fuisteis sepultados con Cristo, y habéis resucitado con él, porque habéis creído en la fuerza de Dios que lo resucitó de entre los muertos. Estabais muertos por vuestros pecados, porque no estabais circuncidados; pero Dios os dio vida en él, perdonándoos todos los pecados. Borró el protocolo que nos condenaba con sus cláusulas y era contrario a nosotros; lo quitó de en medio, clavándolo en la cruz.

Palabra de Dios
 
Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Lucas (11,1-13):

Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos.»
Él les dijo: «Cuando oréis decid: "Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan del mañana, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe algo, y no nos dejes caer en la tentación."»
Y les dijo: «Si alguno de vosotros tiene un amigo, y viene durante la medianoche para decirle: "Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle." Y, desde dentro, el otro le responde: "No me molestes; la puerta está cerrada; mis niños y yo estamos acostados; no puedo levantarme para dártelos." Si el otro insiste llamando, yo os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por la importunidad se levantará y le dará cuanto necesite. Pues así os digo a vosotros: Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca halla, y al que llama se le abre. ¿Qué padre entre vosotros, cuando el hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pez, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?»

Palabra del Señor
  

Comentario al Evangelio del Domingo 28 de Julio del 2013






José María Vegas, cmf

Aprender a pedir
La semana pasada entendimos que la acción cristiana tiene que ir precedida de la escucha de la Palabra. La oración es, ante todo, escucha. Pero, hoy, esa misma Palabra nos enseña que en la oración también tenemos derecho a hablar, expresando nuestros deseos, nuestras necesidades, nuestras peticiones.
Ya la primera lectura ilustra esto con gran viveza. El precioso diálogo de Abraham con Dios indica no sólo que podemos dirigirnos a Él con nuestros ruegos, sino que Dios se deja importunar por nosotros, escucha con paciencia, incluso cuando nuestras peticiones tiene el tono de una queja o de un reproche. Por otro lado, al hilo de la conversación entre el patriarca y el peregrino que ha venido a visitarle, se plantea una grave cuestión que afecta a la verdadera imagen de Dios y a nuestra relación con Él. En una primera lectura tenemos la impresión de que Dios se dirige a castigar a Sodoma y Gomorra por sus muchos pecados. Esto se corresponde con esa idea del Dios juez y castigador que todavía opera en muchos, que consideran que ciertos males, como terremotos o inundaciones u otras desgracias naturales o provocadas por el hombre, son acciones punitivas de Dios por los pecados de los hombres. Pero ante esa idea del Dios vengativo se levanta la voz de Abraham, que no puede soportar que caigan justos por pecadores. La protesta de Abraham la hacen propia muchos contemporáneos, y la usan a veces incluso para impugnar la existencia de Dios. Pero en estos textos hay que saber leer entre líneas. Si ante las insistentes protestas de Abraham, Dios escucha paciente y concede que perdonará a toda la ciudad en atención a los pocos justos que se encuentren en ella, podemos entender que Dios no se dirige a destruir, sino a salvar, y que la justicia de pocos es causa de salvación de muchos. Es el mal que hacemos voluntariamente el que nos destruye, es el hombre quien se castiga a sí mismo cuando se aparta de Dios, fuente del bien y de la vida. En Sodoma no se encontró a ningún justo y esa fue la causa de su destrucción. Pero en el diálogo de Abraham con Dios hemos de leer una profecía sobre Cristo. Nadie puede considerarse  totalmente justo delante de Dios, y, entonces, ¿cuál es la esperanza de salvación? Jesucristo, el único Justo, que se ha hecho causa de salvación para cuantos se acogen a él. Jesucristo es la excusa que ha encontrado Dios para ofrecer a todos la salvación.
Este es, en sustancia, el mensaje que nos transmite Pablo en la carta a los Colosenses que acabamos de leer: “Estabais muertos por vuestros pecados…; pero Dios os dio vida en él, perdonándoos todos los pecados.” Así pues, en la oración de intercesión de Abraham resuena no sólo la protesta humana ante la injusticia, sino también la voluntad salvífica de Dios, que no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y viva (cf. Ez 18, 23; Lc 15, 7).
Esta voluntad salvífica de Dios se traduce también en una voluntad de comunicación: Dios quiere establecer con nosotros un diálogo, quiere hablarnos y que le hablemos. Jesucristo es un ejemplo vivo de comunicación orante con su Padre Dios. Es lógico que los discípulos, alentados por ese ejemplo, le pidieran que les enseñara a orar. Hoy, nosotros repetimos esa súplica y recibimos como respuesta la oración del Padrenuestro. Hemos dicho que la oración, además de la escucha, incluye la petición. ¿Qué podemos y debemos pedir? La primera petición que aparece en el Evangelio de hoy es precisamente la de que nos enseñe a orar. Tenemos que aprender a orar y tenemos que aprender, en consecuencia, a pedir, pues sigue siendo verdad que no sabemos pedir como conviene (cf. Rm 8, 26).
En el Padrenuestro Jesús nos introduce en su propia oración, nos pone en relación con su Padre, exhortándonos así a orar en plena confianza filial. La enseñanza de Jesús tras enseñarnos el Padrenuestro lo confirma: Dios escucha con solicitud nuestras oraciones, y está dispuesto a darnos cosas buenas, del mismo modo que los padres les dan a sus hijos aquello que les conviene de verdad. En sintonía con la oración de Jesús, aprendemos a pedir lo que realmente necesitamos, lo más importante: que resplandezca el nombre de Dios, es decir, que Dios, fuente de la vida y de todo bien sea conocido y amado por todos; que su Reino de amor y de justicia, el que Cristo ha venido a traernos, se haga presente entre nosotros porque lo acogemos y aceptamos; que su voluntad de bien y de salvación se vaya realizando por medio de nuestra propia voluntad. Jesús no se olvida de que tenemos necesidades materiales, por las que también tenemos que pedir, y no sólo para nosotros, sino para todos. En esta petición por el pan de cada día resuenan esas otras palabras: “dadles vosotros de comer” (cf. Lc 9, 13); esto es, Jesús nos invita a ensanchar el corazón, para que también en estas necesidades materiales más básicas se santifique su nombre, se haga presente su Reino, se realice su voluntad. Tampoco se olvida Cristo en su enseñanza de que este mundo en que vivimos no es ideal, sino que está afectado por muchos males, por muchos sufrimientos causados por nuestras propias injusticias. Él, el justo por el que Dios perdona a los pecadores, nos exhorta, pues, a superar el mal a base de bien, las ofensas mediante el perdón, que nosotros ya hemos recibido abundantemente. Y como el mal sigue acosándonos de muchas maneras (por medio de tantas tentaciones), nos exhorta a plantarle cara con la ayuda de su gracia.
Jesús, maestro de oración, nos enseña qué debemos pedir, pero también cómo debemos hacerlo: además de con confianza, con insistencia y perseverancia, sin miedo de importunar a Dios, como hizo Abraham, y como el amigo pesado de la breve parábola que sigue a la enseñanza del Padrenuestro.
Aquí puede alzarse, sin embargo, una objeción contra esta oración confiada y perseverante. A veces tenemos la impresión de que Dios no nos escucha. Y no se trata de cuestiones de poca monta. La oración angustiada de muchos por la salud propia y de los suyos, por la vida, la paz, la justicia… parece no encontrar eco, sino, por el contrario, el silencio por respuesta. También aquí Jesús es nuestro Maestro, más con el ejemplo que con las palabras. El modelo de esa oración angustiada es la suya en el huerto de los Olivos, cuando pidió que pasara de él el cáliz de la Pasión, pero añadió, “si es posible; y que no se haga mi voluntad sino la tuya” (Lc 22, 42). Aparentemente, Dios no respondió a la oración de Jesús, puesto que murió en la Cruz. Pero, en realidad, el Padre respondió con creces, muy por encima de lo que es posible pensar o imaginar (cf. Ef. 3, 20), resucitándolo de entre los muertos por la fuerza del Espíritu. Y, sea cual sea el resultado aparente de nuestra oración, podemos estar seguros de que, si aprendemos de Jesús a orar como conviene, ninguna oración cae en saco roto, el Padre celestial nos escucha siempre, y no dejará de dar el Espíritu Santo a los que se lo piden.

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Palabra Diaria


Lecturas Sábado de la 16ª semana del Tiempo Ordinario

 
Sábado 27 de Julio del 2013 
 
 
 

Lectura
Primera lectura


Lectura del libro del Éxodo (24,3-8):

En aquellos días, Moisés bajó y contó al pueblo todo lo que había dicho el Señor y todos sus mandatos; y el pueblo contestó a una: «Haremos todo lo que dice el Señor.»
Moisés puso por escrito todas las palabras del Señor. Se levantó temprano y edificó un altar en la falda del monte, y doce estelas, por las doce tribus de Israel. Y mandó a algunos jóvenes israelitas ofrecer al Señor holocaustos y vacas como sacrificio de comunión. Tomó la mitad de la sangre, y la puso en vasijas, y la otra mitad la derramó sobre el altar.
Después, tomó el documento de la alianza y se lo leyó en alta voz al pueblo, el cual respondió: «Haremos todo lo que manda el Señor y lo obedeceremos.»
Tomó Moisés la sangre y roció al pueblo, diciendo: «Ésta es la sangre de la alianza que hace el Señor con vosotros, sobre todos estos mandatos.»

Palabra de Dios

 
 
 
Salmo

Sal 49,1-2.5-6.14-15

R/. Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza

 



El Dios de los dioses, el Señor, habla:
convoca la tierra de oriente a occidente.
Desde Sión, la hermosa, Dios resplandece.
R/.

«Congregadme a mis fieles,
que sellaron mi pacto con un sacrificio.»
Proclame el cielo su justicia;
Dios en persona va a juzgar.
R/.

«Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza,
cumple tus votos al Altísimo
e invócame el día del peligro:
yo te libraré, y tú me darás gloria.» R/.

 
 

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (13,24-30):

En aquel tiempo, Jesús propuso otra parábola a la gente: «El reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero, mientras la gente dormía, su enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó. Cuando empezaba a verdear y se formaba la espiga apareció también la cizaña. Entonces fueron los criados a decirle al amo: "Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde sale la cizaña?" Él les dijo: "Un enemigo lo ha hecho." Los criados le preguntaron: "¿Quieres que vayamos a arrancarla?" Pero él les respondió: "No, que, al arrancar la cizaña, podríais arrancar también el trigo. Dejadlos crecer juntos hasta la siega y, cuando llegue la siega, diré a los segadores: 'Arrancad primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo almacenadlo en mi granero'."»

Palabra del Señor
 

Comentario al Evangelio del Sábado 27 de Julio del 2013

Pedro Belderrain, cmf
Terminamos la semana escuchando otra de las llamadas parábolas del Reino que el evangelista Mateo ofrece agrupadas. En los próximos días, fortalecidos ya por la celebración del domingo, se nos proclamarán más.
Nos encontramos hoy ante el trigo y la cizaña, que crecen mezclados en el campo; en un campo en el que los enemigos del Reino han ido haciendo también su trabajo. Muchos de nosotros pertenecemos a generaciones educadas en la contemplación de la misericordia de Dios, en la conciencia de su deseo de salvar a todos y de su infinita paciencia. Corremos el peligro (y a veces hemos caído en él) de minusvalorar la fuerza del mal, del que está sembrado en el campo del mundo y del que anida dentro de cada uno de nosotros. Con frecuencia, con el paso de los años, hemos ido poniendo palabra a esta experiencia: el mal existe; el mal tiene fuerza; el mal pelea dentro de cada uno de nosotros, a veces incluso con procedimientos muy sibilinos; el Reino tiene enemigos, y nosotros a veces bailamos a su ritmo.
Por eso la parábola suena tan bien y nos invita gozosa y confiadamente a la esperanza. La fe nos invita a ser lúcidos, a vivir en sencillez, pero también en astucia, a calcular bien el peso, la medida y el coste de la torre antes de edificarla. Hay cizaña; y de vez en cuando colaboramos con ella. No caigamos en ingenuidades que Dios no desea.
Pro al tiempo se nos ofrecen mil ayudas para que el trigo termine con la cizaña en nosotros, para que el bien venza claramente la batalla al mal, para que el Reino pueda seguir abriéndose camino con nuestra ayuda.
Hoy es sábado. María de Nazaret camina con nosotros todos los días del año, pero hoy podemos invocarla de modo especial, unidos a los millones de creyentes que lo hacen: María, madre y hermana, ayúdanos a dar buen fruto, a acoger mejor la Palabra, a proclamar con nuevo entusiasmo que viviremos como quiere el Señor. Santa María, ruega por nosotros.
¡Buen fin de semana, hermanos! ¡Que el Señor os conceda un buen domingo!









Palabra Diaria

Lecturas Viernes de la 16ª semana del Tiempo Ordinario


Viernes 26 de Julio del 2013





Lectura
Primera lectura


Lectura del libro del Éxodo (20,1-17):

En aquellos días, el Señor pronunció las siguientes palabras: «Yo soy el Señor, tu Dios, que te saqué de Egipto, de la esclavitud. No tendrás otros dioses frente a mí. No te harás ídolos, figura alguna de lo que hay arriba en el cielo, abajo en la tierra o en el agua debajo de la tierra. No te postrarás ante ellos, ni les darás culto; porque yo, el Señor, tu Dios, soy un dios celoso: castigo el pecado de los padres en los hijos, nietos y biznietos, cuando me aborrecen. Pero actúo con piedad por mil generaciones cuando me aman y guardan mis preceptos. No pronunciarás el nombre del Señor, tu Dios, en falso. Porque no dejará el Señor impune a quien pronuncie su nombre en falso. Fíjate en el sábado para santificado. Durante seis días trabaja y haz tus tareas, pero el día séptimo es un día de descanso, dedicado al Señor, tu Dios: no harás trabajo alguno, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tu ganado, ni el forastero que viva en tus ciudades. Porque en seis días hizo el Señor el cielo, la tierra y el mar y lo que hay en ellos. Y el séptimo día descansó: por eso bendijo el Señor el sábado y lo santificó. Honra a tu padre y a tu madre: así prolongarás tus días en la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar. No matarás. No cometerás adulterio. No robarás. No darás testimonio falso contra tu prójimo. No codiciarás los bienes de tu prójimo; no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de él.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 18,8.9.10.11

R/. Señor, tú tienes palabras de vida eterna

 



La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye al ignorante. R/.

Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos. R/.

La voluntad del Señor es pura
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos.
R/.

Más preciosos que el oro,
más que el oro fino;
más dulces que la miel
de un panal que destila. R/

 
 
Evangelio 

Lectura del santo evangelio según san Mateo (13,18-23):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Vosotros oíd lo que significa la parábola del sembrador: Si uno escucha la palabra del reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón. Esto significa lo sembrado al borde del camino. Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que la escucha y la acepta en seguida con alegría; pero no tiene raíces, es inconstante, y, en cuanto viene una dificultad o persecución por la palabra, sucumbe. Lo sembrado entre zarzas significa el que escucha la palabra; pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas la ahogan y se queda estéril. Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la palabra y la entiende; ése dará fruto y producirá ciento o sesenta o treinta por uno.»

Palabra del Señor
 



 

Comentario al Evangelio del Viernes 26 de Julio del 2013 

Pedro Belderrain, cmf
Todos nos hemos puesto más de una vez ante textos de la Escritura que no logramos entender. La asistencia del Espíritu se hace en esos momentos especialmente necesaria: el magisterio de la Iglesia, la sabiduría de los santos, la palabra de los teólogos y sobre todo de quienes viven llenos del Espíritu del Señor se convierten para nosotros en una ayuda imprescindible.
Pero también hay casos, como el de hoy, en que el mismo texto incluye suficientes pistas o aclaraciones. De modo más evidente que otros días, hoy es Jesús en persona quien no deja sombra de duda y desgrana él mismo la parábola del sembrador que se nos proclamaba el pasado miércoles. Prolongando la mejor tradición de la Iglesia, hoy es un buen día para que nos preguntemos con qué disposiciones recibimos la Palabra del Señor: ¿ponemos medios suficientes para entenderla?, ¿nos hemos preocupado de dotar de raíces a nuestra vida de fe?, ¿no estaremos permitiendo que los afanes de la vida y la seducción de las riquezas ahoguen la acción de la Palabra en nosotros?...
Hoy se nos concede una buena oportunidad, sobre todo si disponemos del sosiego suficiente para respondernos a la luz del Espíritu.
No nos engañemos; siempre podemos dejar que la Gracia actúe con más fuerza en nosotros. Si nos parece que estamos suficientemente abiertos al Espíritu, dudemos de nosotros mismos; no nos limitemos a escuchar a aquellos que nos alaban o tranquilizan; busquemos la ayuda y el contraste de quienes nos invitan a remar más adentro.
La Escritura nos previene: el Señor no se manifiesta sobre todo en lo espectacular. Al contrario. La última asamblea del sínodo de los obispos, centrada en la nueva evangelización para el anuncio de la fe, llega a hablar de Cristo como “el señor de nuestra vida cotidiana” y nos insta a cultivar momentos de contemplación insertados en nuestro acontecer más ordinario.
Los santos de hoy, discretos pero importantísimos (tanto que a través de ellos vino al mundo María, la madre del Señor), pueden ayudarnos en este camino de acogida de la Palabra.
Amigos Joaquín y Ana, enseñadnos a hacer nuestra la Palabra del Señor. Educadnos, como a María, en la docilidad y en la respuesta generosa a su voluntad. Pedid al Señor que nos infunda la sabiduría de sus pobres.
 








Palabra Diaria

Lecturas Santiago apóstol


  Jueves 25 de Julio del 2013


 





Lectura
Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (4,33;5,12.27-33;12,2):

En aquellos días, los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con mucho valor y hacían muchos signos y prodigios en medio del pueblo. Los condujeron a presencia del Sanedrín y el sumo sacerdote los interrogó: «¿No os habíamos prohibido formalmente enseñar en nombre de ése? En cambio, habéis llenado Jerusalén con vuestra enseñanza y queréis hacernos responsables de la sangre de ese hombre.»
Pedro y los apóstoles replicaron: «Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero. La diestra de Dios lo exaltó, haciéndolo jefe y salvador, para otorgarle a Israel la conversión con el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen.» Esta respuesta los exasperó, y decidieron acabar con ellos. Más tarde, el rey Herodes hizo pasar a cuchillo a Santiago, hermano de Juan.

Palabra de Dios

 
Salmo

Sal 66

R/.
Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben


 




El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.
R/.

Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra.
R/.

La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe. R/.


Segunda lectura

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (4,7-15):

Este tesoro del ministerio lo llevamos en vasijas de barro, para que se vea que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no proviene de nosotros. Nos aprietan por todos lados, pero no nos aplastan; estamos apurados, pero no desesperados; acosados, pero no abandonados; nos derriban, pero no nos rematan; en toda ocasión y por todas partes, llevamos en el cuerpo la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo. Mientras vivimos, continuamente nos están entregando a la muerte, por causa de Jesús; para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. Así, la muerte está actuando en nosotros, y la vida en vosotros. Teniendo el mismo espíritu de fe, según lo que está escrito: «Creí, por eso hablé», también nosotros creemos y por eso hablamos; sabiendo que quien resucitó al Señor Jesús también con Jesús nos resucitará y nos hará estar con vosotros. Todo es para vuestro bien. Cuantos más reciban la gracia, mayor será el agradecimiento, para gloria de Dios.

Palabra de Dios


Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (20,20-28):

En aquel tiempo, se acercó a Jesús la madre de los Zebedeos con sus hijos y se postró para hacerle una petición. Él le preguntó: «¿Qué deseas?»
Ella contestó: «Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda.»
Pero Jesús replicó: «No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber?»
Contestaron: «Lo somos.»
Él les dijo: «Mi cáliz lo beberéis; pero el puesto a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre.»
Los otros diez, que lo habían oído, se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús, reuniéndolos, les dijo: «Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo. Igual que el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos.»

Palabra del Señor
 

Comentario al Evangelio del Jueves 25 de Julio del 2013
 
Pedro Belderrain, cmf
Todos tenemos nuestros santos preferidos. Uno de los míos es Santiago. Lo siento; quizá se note demasiado en mi comentario.
Santiago es para muchas personas, especialmente jóvenes y no muy cercanas a la fe, más un lugar, una ciudad, que una persona. El atractivo que durante siglos ejerció Compostela, acreditado ya hace tiempo, se ha intensificado en los últimos años, y son miles quienes de modos muy diversos (en bicicleta, a caballo, a pie…) se dirigen a la ciudad del Norte de España. Pero Santiago es -sobre todo- un apóstol, un discípulo del Señor. Un discípulo tan recordado que se apela a él desde grafías muy diversas: Jaime, Jacobo, Yago…
Santiago es uno de los apóstoles de los que tenemos más datos bíblicos. Hermano de Juan, es uno de los elegidos para ser testigos de acontecimientos bien importantes: la curación de la suegra de Pedro, la resurrección de la hija de Jairo, la transfiguración, la oración en el huerto… Santiago es también el primero de los apóstoles en derramar su sangre por Cristo, como atestigua la primera lectura de hoy (Hch 12, 2).
Llamado por el mismo Jesús ‘hijo del trueno’ (Mc 3, 17), las Escrituras nos hablan del carácter impetuoso del apóstol, de su deseo de que caiga fuego del cielo sobre quienes niegan hospedaje a Jesús, de su cobardía inicial a la hora de acompañar al Señor que caminaba hacia la cruz… El episodio que el evangelio de hoy nos narra, en el que quizá Mateo trata de esconder a los Zebedeos tras su inocente madre, habla también de ese carácter.
Debemos muchas cosas a Santiago. La historia de la fe de quienes oramos en español está llena de su presencia y de frutos de su intercesión. Pero también debemos agradecer que su sinceridad abriera la puerta a que Jesús nos dejara una enseñanza tan hermosa como la que hoy se nos proclama: ¿para qué vivimos?, ¿quién es el verdaderamente grande entre nosotros? Leamos con calma el evangelio de hoy sin dejar de interceder por los jóvenes reunidos en Río.
Gracias, hermano Santiago, por tu continuo velar sobre nuestra fe. Gracias por tu ejemplo y  coherencia. Gracias por haber dejado que el Evangelio modelara tu carácter. Gracias por avivar en tantos el deseo de bondad, de belleza, de paz. Condúcenos a todos al que es la Verdad.
 
 
 
 
 
 
 
 
   




Palabra Diaria

Lecturas Miércoles de la 16ª semana del Tiempo Ordinario


Miércoles 24 de Julio del 2013






Lectura

Primera lectura

Lectura del libro del Éxodo (16,1-5.9-15):
Toda la comunidad de Israel partió de Elim y llegó al desierto de Sin, entre Elim y Sinaí, el día quince del segundo mes después de salir de Egipto.
La comunidad de los israelitas protestó contra Moisés y Aarón en el desierto diciendo: «¡Ojalá hubiéramos muerto a manos del Señor en Egipto, cuando nos sentábamos alrededor de la olla de carne y comíamos pan hasta hartarnos! Nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a toda la comunidad.»
El Señor dijo a Moisés: «Yo haré llover pan del cielo; que el pueblo salga a recoger la ración de cada día; lo pondré a prueba, a ver si guarda mi ley o no. el día sexto prepararán lo que hayan recogido, y será el doble de lo que recojan a diario.»
Moisés dijo a Aarón: «Di a la comunidad de los israelitas: "Acercaos al Señor, que ha escuchado vuestras murmuraciones".»
Mientras Aarón hablaba a la asamblea, ellos se volvieron hacia el desierto y vieron la gloria del Señor que aparecía en una nube.
El Señor dijo a Moisés: «He oído las murmuraciones de los israelitas. Diles de mi parte: "Al atardecer comeréis carne, por la mañana os hartaréis de pan, para que sepáis que yo soy el Señor, Dios vuestro".»
Por la tarde una bandada de codornices cubrió todo el campamento; por la mañana había una capa de rocío, apareció en la superficie del desierto un polvo parecido a la escarcha.
Al verlo, los israelitas se dijeron: «¿Qué es esto?»
Pues no sabían lo que era.
Moisés les dijo: «Es el pan que el Señor os da de comer.»

Palabra de Dios
 



 
Salmo

Sal 77,18-19.23-24.25-26.27-28

R./ El Señor les dio pan del cielo

 




Tentaron a Dios en sus corazones,
pidiendo una comida a su gusto;
hablaron contra Dios: «¿Podrá Dios
preparar una mesa en el desierto?»
R./

Pero dio orden a las altas nubes,
abrió las compuertas del cielo:
hizo llover sobre ellos maná,
les dio un trigo celeste.
R./

Y el hombre comió pan de ángeles,
les mandó provisiones hasta la hartura.
Hizo soplar desde el cielo el Levante,
y dirigió con su fuerza el viento sur.
R./

Hizo llover carne como una polvareda,
y volátiles como arena del mar;
los hizo caer en mitad del campamento,
alrededor de sus tiendas. R./

 
Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (13,1-9):

Aquel día salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Acudió tanta gente, que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y la gente se quedó de pie en la orilla.
Les habló mucho rato en parábolas: «Salió el sembrador a sembrar. al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra; como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol. se abrasó, y por falta de raíz se secó. Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron. El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos ciento, otros sesenta, otros treinta. El que tenga oídos, que oiga.»

Palabra del Señor
 



 
Comentario al Evangelio del Miércoles 24 de Julio del 2013
 
Pedro Belderrain, cmf
“¡Por fin un día de feria!”, pensarán algunos hermanos. Es verdad; las fiestas nos agradan, pero al mismo tiempo pueden llegar a cansarnos. Hoy, de todos modos, la Iglesia recuerda también a algunos santos que podemos venerar. Les invito a fijarse en uno: el presbítero Sarbelio (Chárbel) Makhluf, de la orden de los maronitas libaneses, que vivió de 1828 a 1898, beatificado en 1965 y canonizado en 1977. Su condición de cristiano de Oriente recuerda la universalidad de nuestra fe y la coexistencia al interior de nuestra Iglesia católica de diversas tradiciones, ritos y sensibilidades. El Espíritu del Señor sigue usando mil caminos para hablarnos; no nos empeñemos en ponerle barreras y fronteras.
La figura del P. Chárbel evoca también la pasión por descubrir la voluntad del Padre que hemos contemplado ayer y anteayer en Brígida y María Magdalena, y pone ante nuestros ojos la importancia del desierto, de la dedicación en profundidad a la oración y de que no concedamos en nuestras vidas a los ajetreos del mundo un lugar que no merecen.
En el desierto encontramos en la lectura del Éxodo al pueblo de Israel. Como tantas otras veces sus actitudes se parecen mucho a las nuestras. Quienes han sido singularmente amados por Dios, quienes son objeto de su preocupación y cariño, quienes han sido librados de la mano opresora del Faraón, añoran las ollas de Egipto y tiempos pasados que parecen mejores. (¡Cuántas veces hemos vivido episodios semejantes en el caminar postconciliar de la Iglesia!; ¿creemos de verdad que es el Señor quien guía su barca?). El desierto no se presenta atractivo, como tampoco lo son a primera vista muchas de las puertas estrechas que nos invita a cruzar el Señor.
Pero su fidelidad brilla sobre todo y en toda circunstancia: “haré llover pan del cielo”, “al atardecer comeréis carne y a la mañana os saciaréis de pan”. Dios Padre sigue ofreciéndonos de muchos modos pan del cielo. Y uno de esos modos por excelencia es su misma Palabra, esa palabra que tantos desconocen y que nosotros tenemos la gracia y el privilegio de escuchar; esa palabra que el Sembrador sale a diario a sembrar encontrando acogidas tan diferentes: Santos y santas de Dios, ayudadnos a ser tierra buena que acoge la Palabra. Enseñadnos a preparar nuestro corazón para que el Señor pueda darnos cada día la ración de verdadero pan del cielo que nos convenga.
 

Palabra Diaria







 


Lecturas Santa Brígida, religiosa, patrona de Europa, Fiesta


Martes 23 de Julio del 2013 


 

 

 

 
Lectura
Primera lectura
 
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas (2,19-20):

Para la Ley yo estoy muerto, porque la Ley me ha dado muerte; pero así vivo para Dios. Estoy crucificado con Cristo: vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí. Y, mientras vivo en esta carne, vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me amó hasta entregarse por mí.

Palabra de Dios


 

Salmo

Sal 33,2-3.4-5.6-7.8-9.10-11

R/. Bendigo al Señor en todo momento

 




Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R/.

Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias. R/.

Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor,
él lo escucha y lo salva de sus angustias. R/.

El ángel del Señor acampa
en torno a sus fieles y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él.
R/.

Todos sus santos, temed al Señor,
porque nada les falta a los que le temen;
los ricos empobrecen y pasan hambre,
los que buscan al Señor no carecen de nada. R/.
 

 

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Juan (15,1-8):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mi no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos.»

Palabra del Señor

Comentario al Evangelio del Martes 23 de Julio del 2013

Pedro Belderrain, cmf
Seguimos caminando ayudados por mujeres. No está mal que tomemos conciencia de ello (bastantes varones lo olvidamos con frecuencia). María Magdalena ha pasado el testigo a Brígida de Suecia, una mujer que vivió en el siglo XIV y que supo del matrimonio, de la maternidad (¡la historia le consigna nada más que ocho hijos!) y de una vida retirada en austeridad y penitencia. Brígida fue, además, una gran peregrina, que recorrió buscando al Señor los caminos de Europa, y ha pasado a la historia creyente -como recuerda la oración colecta del día- por la hondura de su contemplación de la pasión de Cristo. Seiscientos años después, en los albores de este siglo, en 1999, Juan Pablo II la proclamó patrona de Europa; todos, vivamos donde vivamos, tenemos en ella una intercesora singular.
La Iglesia nos propone para la eucaristía de hoy un texto de la carta a los Gálatas y los primeros versículos del capítulo quince del evangelio según san Juan. Quizá muchos cristianos de nuestros días tengamos poca experiencia de vid y sarmientos, pero sabemos de sobra qué supone que nuestros artilugios (móviles, celulares, ordenadores…) tengan o no cobertura o acceso a la red. Dan igual la relevancia de lo que queramos comunicar y la modernidad tecnológica del último aparato que hayamos comprado; sin acceso a la red ya podemos hacer filigranas. La comparación bíblica es sin duda mucho mejor, pero lo importante es que tomemos conciencia: sin Él no podemos hacer nada; sin Él no somos nada; sin sus dones no vamos a ninguna parte.
Los textos joánicos dan un significado crucial al término ‘permanecer’, que aparece varias veces en el fragmento que hoy se proclama. Como el papa Francisco ha recordado hace bien poco a quienes se plantean seguir a Jesús, la perseverancia y la constancia, el permanecer, tienen una trascendencia de la que no podemos prescindir. Un obispo español bien agudo, Mons. Alberto Iniesta, lo advertía hace años: dos novios no pueden mantener su amor limitándose a guiñarse el ojo cuando casualmente se cruzan; una relación seria exige más hondura y duración, “permanencia”. También la nuestra con el Señor: Brígida, tú que conociste tantas formas de vida cristiana, ayúdanos a aprender y a ser buenos discípulos. Danos luz para comprender y acoger los momentos de pasión y cruz que tanto rechazamos.
 










Palabra Diaria


Lecturas Santa María Magdalena



Lunes  22 de Julio del 2013



 




Lectura
Primera lectura

Lectura del libro del Cantar de los Cantares (3,1-4a):

Así dice la esposa: «En mi cama, por la noche, buscaba al amor de mi alma: lo busqué y no lo encontré. Me levanté y recorrí la ciudad por las calles y las plazas, buscando al amor de mi alma; lo busqué y no lo encontré. Me han encontrado los guardias que rondan por la ciudad: "¿Visteis al amor de mi alma?" Pero, apenas los pasé, encontré al amor de mi alma.»

Palabra de Dios

 



Salmo

Sal 62,2.3-4.5-6.8-9

R/. Mi alma está sedienta de ti, mi Dios

 



Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua. R/.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios. R/.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos. R/.

Porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene. R/.

 
 

Evangelio


Lectura del santo evangelio según san Juan (20,1.11-18):

El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Fuera, junto al sepulcro, estaba María, llorando. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús.
Ellos le preguntan: «Mujer, ¿por qué lloras?»
Ella les contesta: «Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto.»
Dicho esto, da media vuelta y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús.
Jesús le dice: «Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?»
Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta: «Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré.»
Jesús le dice: «¡María!»
Ella se vuelve y le dice: «¡Rabboni!», que significa: «¡Maestro!»
Jesús le dice: «Suéltame, que todavía no he subido al Padre. Anda, ve a mis hermanos y diles: "Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro."»
María Magdalena fue y anunció a los discípulos: «He visto al Señor y ha dicho esto.»

Palabra del Señor

Comentario al Evangelio del Lunes 22 de julio del 2013
 
Pedro Belderrain, cmf
Hay realidades que nos acompañan durante todo el año, pero no siempre se perciben igual; en determinados momentos se hacen especialmente visibles, aunque estén siempre ahí. Algo de eso pasa con los santos, con aquellos hermanos y hermanas que han recorrido ya el camino de la fe y, tras hacer suyo el Evangelio, comparten la gloria del Padre. Siempre están ahí, caminando a nuestro lado y velando por nosotros, aunque haya fechas del año en que tomemos conciencia de su presencia de un modo singular.
En este año litúrgico 2013 esta semana (la decimosexta del tiempo ordinario) se presenta llena de santos y además (¡que me perdonen otros!) de santos de primera. Nuestra lectura continua de la Palabra se va a ver interrumpida, y hasta quizá algún día oigamos proclamar lecturas que no esperamos, pero la incomodidad merece la pena. Este Año de la Fe es una buena ocasión para profundizar en el lugar de los santos en nuestra vida. Una lectura afectuosa de la constitución Lumen gentium puede ayudarnos: en estos discípulos del Señor el Padre nos  revela su rostro y muestra caminos seguros que llevan a él. Nosotros, peregrinos, podemos acogernos a su intercesión, protección y socorro. Si la presencia del Espíritu nos garantiza que nunca caminamos solos, la cercanía de los santos lo confirma claramente. La Eucaristía es, además, el lugar por excelencia para que, junto a María, nos encontremos con ellos.
Y para iniciar la semana nuestra primera compañera es ni más ni menos María Magdalena, llamada apóstol de los apóstoles. Las dos lecturas de la eucaristía insisten en el amor; el Cantar de los Cantares resalta sobre todo la búsqueda apasionada de la que dan fe el salmo y el texto evangélico. También las oraciones de la liturgia nos invitan a fijarnos en la “gran ofrenda de amor” de “la que se entregó a Jesús para siempre”: María, contágianos tu amor por Jesús. Enséñanos a buscarle sin desfallecer, a no dejar jamás de anunciarle y de transmitir la alegría que Él siembra entre nosotros. Magdalena, ayúdanos a no despreciar nunca a nadie. Y mucho menos a los que parecen amar con exceso.
P. D. Evidentemente, la Jornada Mundial de la Juventud pide un lugar especial en nuestra oración. Tengámosla presente toda la semana. María Magdalena: intercede para que la JMJ sea una experiencia verdaderamente pascual.
 
 
 
 
 
    



 
Palabra Diaria

Lecturas Domingo 16º del Tiempo Ordinario - Ciclo C


Domingo 21 de Julio del 2013  





 
Primera lectura  





Lectura
Lectura del libro del Génesis (18,1-10a):

En aquellos días, el Señor se apareció a Abrahán junto a la encina de Mambré, mientras él estaba sentado a la puerta de la tienda, porque hacía calor. Alzó la vista y vio a tres hombres en pie frente a él.
Al verlos, corrió a su encuentro desde la puerta de la tienda y se prosternó en tierra, diciendo: «Señor, si he alcanzado tu favor, no pases de largo junto a tu siervo. Haré que traigan agua para que os lavéis los pies y descanséis junto al árbol. Mientras, traeré un pedazo de pan para que cobréis fuerzas antes de seguir, ya que habéis pasado junto a vuestro siervo.»
Contestaron: «Bien, haz lo que dices.»
Abrahán entró corriendo en la tienda donde estaba Sara y le dijo: «Aprisa, tres cuartillos de flor de harina, amásalos y haz una hogaza.»
Él corrió a la vacada, escogió un ternero hermoso y se lo dio a un criado para que lo guisase en seguida. Tomó también cuajada, leche, el ternero guisado y se lo sirvió. Mientras él estaba en pie bajo el árbol, ellos comieron.
Después le dijeron: «¿Dónde está Sara, tu mujer?»
Contestó: «Aquí, en la tienda.»
Añadió uno: «Cuando vuelva a ti, dentro del tiempo de costumbre, Sara habrá tenido un hijo.»

Palabra de Dios

 

Salmo

Sal 14,2-3ab.3cd-4ab.5

R/. Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?

 



El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua.
R/.

El que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor.
R/.

El que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará. R/.


 

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (1,24-28):

Ahora me alegro de sufrir por vosotros: así completo en mi carne los dolores de Cristo, sufriendo por su cuerpo que es la Iglesia, de la cual Dios me ha nombrado ministro, asignándome la tarea de anunciaros a vosotros su mensaje completo: el misterio que Dios ha tenido escondido desde siglos y generaciones y que ahora ha revelado a sus santos. A éstos ha querido Dios dar a conocer la gloria y riqueza que este misterio encierra para los gentiles: es decir, que Cristo es para vosotros la esperanza de la gloria. Nosotros anunciamos a ese Cristo; amonestamos a todos, enseñamos a todos, con todos los recursos de la sabiduría, para que todos lleguen a la madurez en su vida en Cristo.

Palabra de Dios

 

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Lucas (10, 38-42):

En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Ésta tenía una hermana llamada Maria, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra.
Y Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se paró y dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano.»
Pero el Señor le contestó: «Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán.»

Palabra del Señor
  


Comentario al Evangelio del Domingo 21 de Julio del 2013




José María Vegas, cmf

¿Marta o María?
Se suele leer este texto evangélico en clave de dialéctica o confrontación entre la acción y la contemplación, entre el compromiso activo y la oración. Y, a juzgar por las severas palabras que Jesús dirige a Marta, sería la oración la que saldría ganando. Algo, por cierto, que no está muy en sintonía con la mentalidad actual. No es que Jesús descalifique por completo la acción, pues no habla de una parte buena y otra mala, sino de una especie de preferencia de la contemplación sobre el servicio, ya que se refiere a aquella como “la parte mejor”. ¿Está realmente Jesús alabando la oración y la contemplación en detrimento de la acción en favor de los demás, en este caso, incluso, del mismo Cristo? Si así fuera, no dejaría de resultar extraño, pues estas palabras de Jesús parecen chocar frontalmente con otras, en las que nos dice que para entrar en el Reino de los Cielos no basta decir “Señor, Señor”, sino que hay que hacer su voluntad (cf. Lc 6, 46; Mt 7, 21). Jesús exhorta en diversas ocasiones a adoptar esta actitud de servicio (cf. Lc 22, 26), hasta el punto de hacerse él mismo servidor de sus discípulos (cf. Lc 22, 27; Jn 13, 4-15). Y recordemos que en la parábola del Juicio Final (cf. Mt 25, 31-46) cifra la salvación no en específicas acciones religiosas, sino en la activa preocupación por aliviar a los que sufren.
Tal vez haya que buscar el hilo conductor y la clave de lectura de este texto evangélico en lo que tiene de común con la primera lectura: la actitud de acogida. En el texto de Génesis Abraham recibe a tres caminantes desconocidos, a los que ofrece las típicas muestras de hospitalidad oriental. El extraño hecho de que se dirija a ellos como a uno solo, llamándoles “Señor”, ha dado pie a que, ya desde la época patrística, se entienda este pasaje como una primera teofanía de la Trinidad. Acogiendo a los peregrinos, Abraham acoge al mismo Dios.
En el Evangelio Marta y María acogen a un caminante bien conocido, pues tanto aquí como en el evangelio de Juan (cf. Jn 11, 1-44), está atestiguada la amistad de esta familia con Jesús. La agitación de Abraham para atender debidamente a sus desconocidos huéspedes es similar a la de Marta, que “se multiplicaba para dar abasto con el servicio”. Salta a la vista (y parece que esa era la intención del evangelista en el modo de narrar los hechos) el contraste con la actitud de María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra.
Cuando uno se multiplica es natural que pretenda que otros dividan con él el trabajo. Y también parece natural que se reaccione con una cierta irritación ante la aparente pasividad de los que deberían echar una mano. La apelación de Marta a Jesús da a entender ese enfado, que incluye un leve reproche al mismo Cristo: “¿No te importa…?” La, para muchos, sorprendente respuesta de Jesús denota tranquilidad y paciencia, pero también incluye una clara amonestación a la actitud de Marta (y una defensa de la de María). ¿Está Jesús, como insinuábamos al principio, dando prioridad a la contemplación sobre la acción?
Si la clave está en la acogida, podemos entender que hay dos formas de acogida: la acogida material, la preocupación por el bienestar externo del huésped; y la acogida de corazón, que abre no sólo la casa, sino que acepta a la persona con todo su significado, y se abre completamente a su mensaje. Jesús no critica la acción, ni rechaza en consecuencia la primera forma de acogida. Ya hemos dicho que nos avisa de que nuestra acogida de su persona no sea sólo de palabra (de boquilla, decimos en castellano), sino con actos. Pero, ¿cómo podemos hacer su voluntad, prolongando su misma actitud de servicio, si previamente no nos hemos detenido a escuchar atentamente su palabra, dejando que nos interpele y nos toque por dentro?
En el suave reproche a Marta, podemos leer una crítica del activismo, un mal que afecta a muchos en la Iglesia. Se emprende una actividad desbordante, apremiados por las muchas necesidades, se hacen muchísimas cosas, pero ese multiplicarse para dar abasto puede no tener el sello de la verdadera actividad cristiana, precisamente porque ya no se alcanza para “perder el tiempo” a los pies del Señor, en la escucha de su palabra. Se abren las puertas de la propia casa, se dedican el tiempo y las fuerzas a actividades religiosas, evangelizadoras, solidarias…, pero el trato con el Señor se queda fuera, Cristo se queda al margen de esa actividad intensísima: quiere hablar con nosotros (para eso ha venido a nuestra casa), pero se encuentra que, inquietos y nerviosos con tantas cosas, no le prestamos atención. Le hemos abierto las puertas exteriores de la casa, pero nuestro corazón permanece cerrado a su palabra. Y es que su palabra es peligrosa, nos pone en cuestión, nos llama a dar pasos que, tal vez, no queremos dar. La actividad puede ser una forma de autojustificación, una excusa para permanecer sordos a la palabra de Jesús (aunque la “usemos” con frecuencia, como material de nuestra actividad pastoral, o social). Cuando esto sucede, la mucha actividad refleja nuestras cualidades, nuestro compromiso, nuestra bondad, nuestra voluntad, pero ya no es el sacramento y el reflejo de lo único importante, de la Palabra (que es el mismo Cristo), que debemos transmitir, de la que debemos dar testimonio. ¿Cómo podemos reflejarla, si no la hemos escuchado, si no la hemos contemplado, si no le hemos dado cabida dentro de nosotros? Sí, Jesús quiere que hagamos, pero que hagamos su voluntad, que pongamos en práctica sus mandamientos, que nuestro servicio sea prolongación y testimonio del suyo, de Él, que se ha hecho servidor de sus hermanos.
Por este motivo, no debemos ser avaros en el tiempo de la escucha y la contemplación, en el tiempo dedicado a la aparentemente estéril oración. Obispos y sacerdotes, religiosos y laicos, todos en la Iglesia tienen que hacer suya esa parte mejor de María, para que en la actividad pastoral, social, profesional, familiar, en todo lo que hagamos, seamos un reflejo de la palabra que, como dice Pablo, amonesta, enseña, da sabiduría, y nos hace llegar a la madurez de la vida en Cristo, cada uno según su propia vocación dentro de la Iglesia.
Volviendo al episodio de Abraham, podemos comprender que en la aparente esterilidad de la oración hay, sin embargo, una fecundidad que ninguna actividad meramente humana puede alcanzar. El anciano Abraham y la estéril Sara reciben la promesa de una descendencia humanamente imposible. La Palabra escuchada y acogida es como una semilla que da frutos inesperados, frutos de vida nueva, de una vida más fuerte que la muerte.
Algo parecido se puede decir de algo tan humanamente inútil e indeseable como el sufrimiento. Pablo nos ilumina a este respecto, cuando hace de sus sufrimientos personales no sólo una participación en los dolores de Cristo (que sigue sufriendo en su Iglesia y en todo sufrimiento humano), sino también parte esencial de su ministerio apostólico. Esta es otra forma de estar a los pies del Señor, como María, la madre de Jesús, y las otras Marías, que “estaban junto a la cruz” (Jn 19, 25).
Así pues, tenemos que trabajar, actuar, realizar buenas obras, multiplicarnos como Marta (que también la Iglesia considera santa y modelo de acogida), pero hemos de hacerlo impregnados de la palabra del Señor, que escuchamos y contemplamos asidua y pacientemente. Es ella la que nos hace partícipes del Misterio Pascual de Cristo, la que nos ayuda a dar sentido cristiano a nuestras acciones y a nuestros propios sufrimientos, haciendo fecundo lo que a los ojos del mundo es estéril e inútil; es esa palabra, que es el mismo Cristo, la parte mejor que hemos de aprender a elegir, para, por medio de nuestras buenas obras (cf. Mt 5, 16), revelar eficazmente hoy al mundo el misterio escondido desde siglos y generaciones.










Palabra Diaria

Lecturas Sábado de la 15ª semana del Tiempo Ordinario


 

Sábado 20 de Julio del 2013 

 

 

 


Lectura
Primera lectura



Lectura del libro del Éxodo (12,37-42):

En aquellos días, los israelitas marcharon de Ramsés hacia Sucot: eran seiscientos mil hombres de a pie, sin contar los niños; y les seguía una multitud inmensa, con ovejas y vacas y enorme cantidad de ganado. Cocieron la masa que habían sacado de Egipto, haciendo hogazas de pan ázimo, pues no había fermentado, porque los egipcios los echaban y no los dejaban detenerse; y tampoco se llevaron provisiones. La estancia de los israelitas en Egipto duró cuatrocientos treinta años. Cumplidos los cuatrocientos treinta años, el mismo día, salieron de Egipto las legiones del Señor. Noche en que veló el Señor para sacarlos de Egipto: noche de vela para los israelitas por todas las generaciones.

Palabra de Dios

 
 
 
Salmo

Sal 135,1.23-24.10-12.13-15

R/. Porque es eterna su misericordia

 




En nuestra humillación, se acordó de nosotros. R/.

Y nos libró de nuestros opresores. R/.

Él hirió a Egipto en sus primogénitos.
R/.

Y sacó a Israel de aquel país.
R/.

Con mano poderosa, con brazo extendido.
R/.

Él dividió en dos partes el mar Rojo.
R/.

Y condujo por en medio a Israel. R/.

 
 

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (12,14-21):

En aquel tiempo, los fariseos planearon el modo de acabar con Jesús. Pero Jesús se enteró, se marchó de allí, y muchos le siguieron. Él los curó a todos, mandándoles que no lo descubrieran. Así se cumplió lo que dijo el profeta Isaías: «Mirad a mi siervo, mi elegido, mi amado, mi predilecto. Sobre él he puesto mi espíritu para que anuncie el derecho a las naciones. No porfiará, no gritará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará, hasta implantar el derecho; en su nombre esperarán las naciones.»

Palabra del Señor
 

Comentario al Evangelio del Sábado 20 de Julio del 2013

Rosa Ruiz, Misionera Claretiana
Queridos amigos y amigas:
En la primera lectura recordamos hoy la salida de Egipto del pueblo de Israel, el Paso de Dios, la Pascua, la liberación…  Es un bonito momento para contemplar cómo no hay liberación posible que no conjugue adecuadamente la acción de  Dios y la nuestra. Dios es quien lo hace, nosotros no. Pero somos nosotros quien nos ponemos en acción o Dios no hace nada… No nos suple, no nos sustituye, cuando se trata de nuestra propia liberación. Buena parte del pueblo de Israel eligió quedarse en Egipto. Nada nos dice que les ocurriera algo terrible o que vivieran peor que los que optaron por fiarse y atravesar el mar Rojo. Simplemente eligieron. Y Dios respetó ambas decisiones.
Jesús, en el evangelio de hoy también elige marcharse de los lugares donde sabe que quieren acabar con él. No huye (la Cruz es la mejor prueba) pero elige la vida, siempre. Y en esa elección sigue cuidando y curando a cuantos se le acercan, sin violencia, sin aprovechar para acusar a quienes van contra el… Es el Siervo. “No porfiará, no gritará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará…” Me recuerda aquella noche, aquella primera Pascua en Egipto: “Noche en que veló el Señor para sacarlos de Egipto: noche de vela para los israelitas por todas las generaciones.” Si bien es cierto que en otros lugares rezamos lo inútil que es fatigarnos, pues Dios actúa mientras nosotros dormimos, como crece el trigo en la noche, no es menos verdad esta otra afirmación.
Hay momentos de tal intensidad en nuestra vida (no pasa todas las semanas!) que Dios vela, nosotros también debemos velar.
Nos necesita. Y cuando Dios vela, cura, sana, no quiebra, no grita, no apaga… Al contrario, renueva y enciende, porque está actuando. Nosotros no llevamos la iniciativa, pero se nos pide, al menos, la vigilancia atenta de quien no sólo quiere que le liberen, sino que quiere ser libre.
Vuestra hermana en la fe, Rosa Ruiz, Misionera Claretiana







 
Palabra Diaria

Lecturas Viernes de la 15ª semana del Tiempo Ordinario


Viernes 19 de Julio del 2013






Primera lectura




Lectura
Lectura del libro del Éxodo (11,10-12.14):

En aquellos días, Moisés y Aarón hicieron muchos prodigios en presencia del Faraón; pero el Señor hizo que el Faraón se empeñara en no dejar marchar a los israelitas de su territorio.
Dijo el Señor a Moisés y a Aarón en tierra de Egipto: «Este mes será para vosotros el principal de los meses; será para vosotros el primer mes del año. Decid a toda la asamblea de Israel: "El diez de este mes cada uno procurará un animal para su familia, uno por casa. Si la familia es demasiado pequeña para comérselo, que se junte con el vecino de casa, hasta completar el número de personas; y cada uno comerá su parte hasta terminarlo. Será un animal sin defecto, macho, de un año, cordero o cabrito. Lo guardaréis hasta el día catorce del mes, y toda la asamblea de Israel lo matará al atardecer. Tomaréis la sangre y rociaréis las dos jambas y el dintel de la casa donde lo hayáis comido. Esa noche comeréis la carne, asada a fuego, comeréis panes sin fermentar y verduras amargas. No comeréis de ella nada crudo ni cocido en agua, sino asado a fuego: con cabeza, patas y entrañas. No dejaréis restos para la mañana siguiente; y, si sobra algo, lo quemaréis. Y lo comeréis así: la cintura ceñida, las sandalias en los pies, un bastón en la mano; y os lo comeréis a toda prisa, porque es la Pascua, el paso del Señor. Esta noche pasaré por todo el país de Egipto, dando muerte a todos sus primogénitos, de hombres y de animales; y haré justicia de todos los dioses de Egipto. Yo soy el Señor. La sangre será vuestra señal en las casas donde estéis; cuando vea la sangre, pasaré de largo; no os tocará la plaga exterminadora, cuando yo pase hiriendo a Egipto. Este día será para vosotros memorable, en él celebraréis la fiesta del Señor, ley perpetua para todas las generaciones."»

Palabra de Dios
 
 


Salmo

Sal 115,12-13.15-16be.17-18

R/.
Alzaré la copa de la salvación,
invocando el nombre del Señor


 



Mucho le cuesta al Señor la muerte de sus fieles.
Siervo tuyo soy, hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas.
R/.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo. R/.

 
 
Evangelio 

Lectura del santo evangelio según san Mateo (12,1-8):

Un sábado de aquéllos, Jesús atravesaba un sembrado; los discípulos, que tenían hambre, empezaron a arrancar espigas y a comérselas.
Los fariseos, al verlo, le dijeron: «Mira, tus discípulos están haciendo una cosa que no está permitida en sábado.»
Les replicó: «¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre? Entró en la casa de Dios y comieron de los panes presentados, cosa que no les estaba permitida ni a él ni a sus compañeros, sino sólo a los sacerdotes. ¿Y no habéis leído en la Ley que los sacerdotes pueden violar el sábado en el templo sin incurrir en culpa? Pues os digo que aquí hay uno que es más que el templo. Si comprendierais lo que significa "quiero misericordia y no sacrificio", no condenaríais a los que no tienen culpa. Porque el Hijo del hombre es señor del sábado.»

Palabra del Señor
 



 

Comentario al Evangelio del Viernes 19 de Julio del 2013 

Rosa Ruiz, Misionera Claretiana
Queridos amigos y amigas:
«Si comprendierais lo que significa "quiero misericordia y no sacrificio"…»:
  • No condenaríais a los que son distintos de vosotros o a los que no entendéis porque quieren vivir seriamente su vida desde otra perspectiva
  • No daríais más importancia a las cosas que a las personas
  • No perderíais la esperanza con nadie; tampoco con vosotros mismos. Como si hubiera algo tan terrible que no permitiera recomenzar de nuevo
  • No viviríais agobiados por el  peso de culpas, pecados, omisiones, soledades, desafectos, mentiras, envidias, odios, calumnias…
  • No os dejaríais aplastar por quien os quiere mal y además intenta sobornaros con prácticas y rituales que más parecen magia que fe en nuestro Señor Jesucristo
  • No dejaríais de sentir compasión (en el sentido más entrañable y profético) ante todo lo humano de cada día
  • No os escandalizaríais por unas pocas espigas ni tampoco tendrías la manga ancha del que poco ama y por eso, poco discierne y vive
En definitiva…. Cada uno podemos completar la frase. El lamento de Jesús es el mismo: nos falta misericordia y nos sobran sacrificios. Parece muy claro, no? Todo cuanto hagamos por disimular este lamento evangélico, estará distorsionando su mensaje. Ayudémonos unos a otros a vivirlo en la práctica, no en la teoría, desde Dios y con los hermanos.
Vuestra hermana en la fe, Rosa Ruiz, Misionera Claretiana
 






Palabra Diaria

Lecturas Jueves de la 15ª semana del Tiempo Ordinario

  Jueves 18 de Julio del 2013

 





Lectura
Primera lectura

Lectura del libro del Éxodo (3,13-20):

En aquellos días, Moisés, después de oír la voz del Señor desde la zarza ardiendo, le replicó: «Mira, yo iré a los israelitas y les diré: "El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros." Si ellos me preguntan cómo se llama, ¿qué les respondo?»
Dios dijo a Moisés: «"Soy el que soy"; esto dirás a los israelitas: "Yo-soy me envía a vosotros."»
Dios añadió: «Esto dirás a los israelitas: "Yahvé (Él-es), Dios de vuestros padres, Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob, me envía a vosotros. Este es mi nombre para siempre: así me llamaréis de generación en generación." Vete, reúne a los ancianos de Israel y diles: "El Señor, Dios de vuestros padres, de Abrahán, de Isaac y de Jacob, se me ha aparecido y me ha dicho: 'Os tengo presentes y veo cómo os tratan los egipcios. He decidido sacaros de la opresión egipcia y llevaros al país de los cananeos, hititas, amorreos, fereceos, heveos y jebuseos, a una tierra que mana leche y miel'." Ellos te harán caso, y tú, con los ancianos de Israel, te presentarás al rey de Egipto y le diréis: "El Señor Dios de los hebreos nos ha encontrado, y nosotros tenemos que hacer un viaje de tres jornadas por el desierto para ofrecer sacrificios al Señor, nuestro Dios." Yo sé que el rey de Egipto no os dejará marchar si no es a la fuerza; pero yo extenderé la mano, heriré a Egipto con prodigios que haré en el país, y entonces os dejará marchar.»

Palabra de Dios

 
Salmo

Sal 104,1.5.8-9.24-25.26-27

R/. El Señor se acuerda de su alianza eternamente

 



Dad gracias al Señor, invocad su nombre,
dad a conocer sus hazañas a los pueblos.
Recordad las maravillas que hizo,
sus prodigios, las sentencias de su boca.
R/.

Se acuerda de su alianza eternamente,
de la palabra dada, por mil generaciones;
de la alianza sellada con Abrahán,
del juramento hecho a Isaac.
R/.

Dios hizo a su pueblo muy fecundo,
más poderoso que sus enemigos.
A éstos les cambió el corazón
para que odiasen a su pueblo,
y usaran malas artes con sus siervos.
R/.

Pero envió a Moisés, su siervo,
y a Aarón, su escogido,
que hicieron contra ellos sus signos,
prodigios en la tierra de Cam. R/.



Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (11,28-30):

En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»

Palabra del Señor
 

Comentario al Evangelio del Jueves 18 de Julio del 2013
 
Rosa Ruiz, Misionera Claretiana
Queridos amigos y amigas:
En la primera lectura de hoy continúa el relato vocacional de Moisés. Hoy saborea el nombre de Dios, el único que llama, que sostiene, que envía… «El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros." Si ellos me preguntan cómo se llama, ¿qué les respondo?. Dios dijo a Moisés: «"Soy el que soy"; esto dirás a los israelitas: "Yo-soy me envía a vosotros."»
Muchos creyentes han bebido de estas palabras o mejor dicho de estas cuatro misteriosas letras: YHWH. Muchos biblistas han escrito sobre el modo más adecuado de traducirlo: “Yo soy”, “soy el que soy”, “soy el que está siendo”… Sea como sea, la experiencia de fondo seguramente podemos tenerla todos, cada uno a nuestra manera. Es experimentar el sobrecogimiento de saber que “yo-no-soy”, “EL-ES”, y solo en Él voy siendo algo.
Parece un trabalenguas pero no lo es. Haberlo experimentado es haber vivido el descanso y la paz de sabernos en Dios, en Alguien que da consistencia a mis inconsistencias, alivio a mis agobios, ligereza a todo lo que me pesa y tira para abajo. Este Dios misterioso, siempre mayor, siempre inaprensible para nosotros, es a la vez el hombre Jesús, el Cristo que nos mira y nos invita a descansar con Él: “Venid a Mí los cansados y agobiados...” Repensar hoy nuestros agobios y nuestros descansos puede ser una de las posibles claves para ir definiendo poco a poco si soy YO el criterio último de mi vida o EL-ES. ¿Cómo y dónde descanso? ¿en quién y cómo busco refugio y alivio?
Ojalá, Señor, tengamos suficiente lucidez para no dejarnos atrapar en otros yugos ni cargar otras cargas que no seas Tú mismo y tu Reino. Amén

Palabra Diaria

Lecturas Miércoles de la 15ª semana del Tiempo Ordinario


Miércoles 17 de Julio del 2013






Lectura



Primera lectura

Lectura del libro del Éxodo (3,1-6.9-12):

En aquellos días, Moisés pastoreaba el rebaño de su suegro Jetró, sacerdote de Madián; llevó el rebaño trashumando por el desierto hasta llegar a Horeb, el monte de Dios. El ángel del Señor se le apareció en una llamarada entre las zarzas. Moisés se fijó: la zarza ardía sin consumirse.
Moisés se dijo: «Voy a acercarme a mirar este espectáculo admirable, a ver cómo es que no se quema la zarza.»
Viendo el Señor que Moisés se acercaba a mirar, lo llamó desde la zarza: «Moisés, Moisés.»
Respondió él: «Aquí estoy.»
Dijo Dios: «No te acerques; quítate las sandalias de los pies, pues el sitio que pisas es terreno sagrado.»
Y añadió: «Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob.»
Moisés se tapó la cara, temeroso de ver a Dios.
El Señor le dijo: «El clamor de los israelitas ha llegado a mí, y he visto cómo los tiranizan los egipcios. Y ahora marcha, te envío al Faraón para que saques a mi pueblo, a los israelitas.»
Moisés replicó a Dios: «¿Quién soy yo para acudir al Faraón o para sacar a los israelitas de Egipto?»
Respondió Dios: «Yo estoy contigo; y ésta es la señal de que yo te envío: cuando saques al pueblo de Egipto, daréis culto a Dios en esta montaña.»

Palabra de Dios
 



 

Salmo

Sal 102,1-2.3-4.6-7

R/. El Señor es compasivo y misericordioso

 



Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios.
R/.

Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura.
R/.

El Señor hace justicia
y defiende a todos los oprimidos;
enseñó sus caminos a Moisés
y sus hazañas a los hijos de Israel. R/.

 

Evangelio


Lectura del santo evangelio según san Mateo (11,25-27):

En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.»

Palabra del Señor

 




 
Comentario al Evangelio del Miércoles 17 de Julio del 2013
 
Rosa Ruiz, Misionera Claretiana
Queridos amigos y amigas:
La primera lectura nos regala hoy una de las escenas bíblicas más conocidas, más conmovedoras y de mayor hondura: la vocación de Moisés junto a la zarza ardiendo. Algunos acentos:
  1. Curiosidad, dinamismo, decisión: ¿quiénes seríamos hoy sin esos momentos en los que nos hemos dejado llevar por un deseo interior profundo, un impulso a conocer, a no dejar pasar lo que nos llama la atención y nos interpela aunque no sepamos qué es? Esas pequeñas zarzas ardiendo nuestras, donde Dios nos espera cada día… y esa gran zarza ardiendo que dio sentido a nuestra vida en un momento concreto…
  2. Escuchar y responder: si no hubiera estado atento, se hubiera quedado en una anécdota, en un espectáculo… pero Moisés escuchó… y escuchó de tal manera que respondió. No se fue ni se recluyó en sí mismo… Respondió!
  3. Respeto amoroso al Misterio: descalzarse… desprotegerse… tomar contacto con la realidad piel a piel… Y desde ahí, en esa humildad, respetar el Misterio que nos hace entender que nada realmente importante se reduce a nosotros mismos… Nos sobrepasa, es mayor… es otra cosa…
  4. Entrar en contacto con la tradición y con el dolor actual de nuestros hermanos y hermanas: porque ¡no estamos solos!. Muchos nos preceden, a muchos debemos parte de lo que somos hoy, de muchos hemos recibido. Dios es todo menos mío… y es todo menos ajeno al clamor de quienes sufren. ¡Dios llama a hombres y mujeres porque no soporta los gritos de angustia de su pueblo! ¿Y yo…?
  5. Envío misionero y liberador, teniendo a Dios como única señal y garantía: Yo estoy contigo. Y la señal es tan decisiva como desestabilizadora: hacer realidad el reto y la misión que hoy se nos encomienda, será señal de que Dios ha estado con nosotros. No hay garantías previas… Hay que vivirlo primero. No hay red para saltar, o mejor aún, la red no la vemos hasta que no hayamos pasado.
¿No os parece que desde aquí, podemos orar con luz nueva el evangelio de hoy? «Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Porque sigues acompañándonos en zarzas ardientes que nos descalzan de nuestros propios temores, ideas, prejuicios y planes. Porque siempre que nos llamas, nos envías y no hay envío cristiano que no conlleve liberar un poquito del sufrimiento y la injusticia de nuestros hermanos. Gracias, Señor. Sigue haciéndonos pequeños. Sigue revelándonos tu amor»
Vuestra hermana en la fe, Rosa Ruiz, Misionera Claretiana
 







Palabra Diaria

Lecturas Martes de la 15ª semana del Tiempo Ordinario


Martes 16 de Julio del 2013 


 

 

 

 
Lectura

Primera lectura
 
Lectura del libro del Éxodo (2,1-15a):

En aquellos días, un hombre de la tribu de Leví se casó con una mujer de la misma tribu; ella concibió y dio a luz un niño. Viendo qué hermoso era, lo tuvo escondido tres meses. No pudiendo tenerlo escondido por más tiempo, tomó una cesta de mimbre, la embadurnó de barro y pez, colocó en ella a la criatura, y la depositó entre los juncos, junto a la orilla del Nilo. Una hermana del niño observaba a distancia para ver en qué paraba. La hija del Faraón bajó a bañarse en el Nilo, mientras sus criadas la seguían por la orilla. Al descubrir la cesta entre los juncos, mandó a la criada a recogerla. La abrió, miró dentro, y encontró un niño llorando.
Conmovida, comentó: «Es un niño de los hebreos.»
Entonces, la hermana del niño dijo a la hija del Faraón: «¿Quieres que vaya a buscarle una nodriza hebrea que críe al niño?»
Respondió la hija del Faraón: «Anda.»
La muchacha fue y llamó a la madre del niño.
La hija del Faraón le dijo: «Llévate al niño y críamelo, y yo te pagaré.»
La mujer tomó al niño y lo crió.
Cuando creció el muchacho, se lo llevó a la hija del Faraón, que lo adoptó como hijo y lo llamó Moisés, diciendo: «Lo he sacado del agua.»
Pasaron los años, Moisés creció, fue adonde estaban sus hermanos, y los encontró transportando cargas. Y vio cómo un egipcio maltrataba a un hebreo, uno de sus hermanos. Miró a un lado y a otro, y, viendo que no había nadie, mató al egipcio y lo enterró en la arena.
Al día siguiente, salió y encontró a dos hebreos riñendo, y dijo al culpable: «¿Por qué golpeas a tu compañero?»
Él le contestó: «¿Quién te ha nombrado jefe y juez nuestro? ¿Es que pretendes matarme como mataste al egipcio?»
Moisés se asustó pensando: «La cosa se ha sabido.» Cuando el Faraón se enteró del hecho, buscó a Moisés para darle muerte; pero Moisés huyó del Faraón y se refugió en el país de Madián.

Palabra de Dios



 


Salmo

Sal 68,3.14.30-31.33-34

R/.
Humildes, buscad al Señor,
y revivirá vuestro corazón


 



Me estoy hundiendo en un cieno profundo
y no puedo hacer pie;
he entrado en la hondura del agua,
me arrastra la corriente.
R/.

Pero mi oración se dirige a ti, Dios mío,
el día de tu favor;
que me escuche tu gran bondad,
que tu fidelidad me ayude.
R/.

Yo soy un pobre malherido;
Dios mío, tu salvación me levante.
Alabaré el nombre de Dios con cantos,
proclamaré su grandeza con acción de gracias.
R/.

Miradlo, los humildes, y alegraos,
buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Que el Señor escucha a sus pobres,
no desprecia a sus cautivos. R/.
 

 



Evangelio


Lectura del santo evangelio según san Mateo (11,20-24):

En aquel tiempo, se puso Jesús a recriminar a las ciudades donde había hecho casi todos sus milagros, porque no se habían convertido: «¡Ay de ti, Corozaín, ay de ti, Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, cubiertas de sayal y ceniza. Os digo que el día del juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras. Y tú, Cafarnaún, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al infierno. Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que en ti, habría durado hasta hoy. Os digo que el día del juicio le será más llevadero a Sodoma que a ti.»

Palabra del Señor

Comentario al Evangelio del Martes 16 de Julio del 2013

Rosa Ruiz, Misionera Claretiana
Queridos amigos y amigas:
La historia de Moisés y el pueblo hebreo puede ser un estupendo espejo para contemplar nuestra propia historia, como suele ocurrir tantas veces en la Biblia. Si ayer decíamos que el secreto está en el cómo, en el sentido, en el sabor de fondo… hoy se nos recuerda que no todo vale ni a cualquier precio. Que lo más “santo” no justifica cualquier fin: «Y vio Moisés cómo un egipcio maltrataba a un hebreo, uno de sus hermanos. Miró a un lado y a otro, y, viendo que no había nadie, mató al egipcio y lo enterró en la arena»
Es una llamada de nuevo a ser muy conscientes de por qué y para qué hacemos las cosas. De lo contrario, enseguida nos encontraremos como Moisés, que esa aparente buena y valiente acción se vuelve contra nosotros: «¿Quién te ha nombrado jefe y juez nuestro? ¿Es que pretendes matarme como mataste al egipcio? Moisés se asustó pensando: La cosa se ha sabido.»
O como dice el evangelio de hoy: «Y tú, Cafarnaún, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al infierno.» Corozaín y Betsaida somos también nosotros; Dios hace tantos milagros, tantas cosas buenas en nosotros.. y sin embargo, ¡Cuánto nos cuesta agradecer, cambiar, crecer, pensar antes de actuar, ser honestos con nosotros mismos, discernir… Por matar un egipcio creyendo que somos jueces de hermanos hebreos, pensamos escalar el cielo… y quizá bajemos al infierno. El infierno del reproche de los demás (que no nos pidieron que fuéramos sus defensores); el infierno de la soledad, de la duda, de la incomprensión, del orgullo, de la vanidad… Pero no lo olvides: ni Moisés, ni Pablo, ni la Magdalena terminaron su historia en sus propias trampas o meteduras de pata…. La historia de Dios con cada uno de nosotros no para!
Pidámoslo hoy por intercesión de la Virgen del Carmen. Aquí os dejo la Salve marinera que en su honor se cantará y rezará en tantos pueblos marineros en este día.
Vuestra hermana en la fe, Rosa Ruiz, Misionera Claretiana
 


Palabra Diaria

Lecturas Lunes de la 15ª Semana del Tiempo Ordinario



Lunes  15 de Julio del 2013


 




Lectura
Primera lectura

Lectura del libro del Éxodo (1,8-14.22):

En aquellos días, subió al trono en Egipto un Faraón nuevo, que no había conocido a José, y dijo a su pueblo: «Mirad, el pueblo de Israel está siendo más numeroso y fuerte que nosotros; vamos a vencerlo con astucia, pues si no, cuando se declare la guerra, se aliará con el enemigo, nos atacará, y después se marchará de nuestra tierra.»
Así, pues, nombraron capataces que los oprimieron con cargas, en la construcción de las ciudades granero, Pitom y Ramsés. Pero, cuanto más los oprimían, ellos crecían y se propagaban más. Hartos de los israelitas, los egipcios les impusieron trabajos crueles, y les amargaron la vida con dura esclavitud: el trabajo del barro, de los ladrillos, y toda clase de trabajos del campo; les imponían trabajos crueles.
Entonces el Faraón ordenó a toda su gente: «Cuando nazca un niño, echadlo al Nilo; si es niña, dejadla con vida.»

Palabra de Dios

 



Salmo

Sal 123,1-3.4-6.7-8

R/. Nuestro auxilio es el nombre del Señor

 



Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte
–que lo diga Israel–,
si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos asaltaban los hombres,
nos habrían tragado vivos:
tanto ardía su ira contra nosotros.
R/.

Nos habrían arrollado las aguas,
llegándonos el torrente hasta el cuello;
nos habrían llegado hasta el cuello
las aguas espumantes.
Bendito el Señor, que no nos entregó
en presa a sus dientes.
R/.

Hemos salvado la vida,
como un pájaro de la trampa del cazador;
la trampa se rompió, y escapamos.
Nuestro auxilio es el nombre del Señor,
que hizo el cielo y la tierra. R/.

 
 

Evangelio



Lectura del santo evangelio según san Mateo (10,34–11,1):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «No penséis que he venido a la tierra a sembrar paz; no he venido a sembrar paz, sino espadas. He venido a enemistar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; los enemigos de cada uno serán los de su propia casa. El que quiere a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí; y el que no coge su cruz y me sigue no es digno de mí. El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí la encontrará. El que os recibe a vosotros me recibe a mí, y el que me recibe recibe al que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es profeta tendrá paga de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo tendrá paga de justo. El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pobrecillos, sólo porque es mi discípulo, no perderá su paga, os lo aseguro.»
Cuando Jesús acabó de dar instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí para enseñar y predicar en sus ciudades.

Palabra del Señor


Comentario al Evangelio del Lunes 15 de julio del 2013
 
Rosa Ruiz, Misionera Claretiana
Queridos amigos y amigas:
Iremos contemplando estos días el proceso que va haciendo el pueblo de Israel en Egipto: «Mirad, el pueblo de Israel está siendo más numeroso y fuerte que nosotros; vamos a vencerlo con astucia, pues si no, cuando se declare la guerra, se aliará con el enemigo, nos atacará, y después se marchará de nuestra tierra.» Si lo pensamos bien, con frecuencia, el miedo nos lleva a protegernos de fantasmas con ataques innecesarios. Y cuanto más inexistente es aquello que tememos, más va creciendo como una rueda imparable. ¿Por qué tememos lo que tememos?
El evangelio de hoy nos aporta otra perspectiva. No siempre fácil de encajar, al menos para mí: «No penséis que he venido a la tierra a sembrar paz; no he venido a sembrar paz, sino espadas. He venido a enemistar.»  Parece que el secreto está en la salsa, como dice el dicho… Es decir, en el cómo, en lo que acompaña, en el sentido, en el sabor de fondo… en el por qué de lo que hacemos. No es lo mismo recibir a un profeta porque es profeta que por ganarse el aplauso del público. No es lo mismo cargar la cruz por Cristo que cargarla por un malsano sentimiento de culpa o un victimismo.
La pregunta que me queda entonces hoy es el por qué…. ¿Por qué hago tal cosa? Por qué ataco a tal persona? Por qué me siento perseguida y violentada en tal situación? Por qué sigo a Jesús?  ¿Por qué cargo la cruz?... Y sobre todo, ¿por qué diría Jesús que no ha venido a sembrar paz sino a enemistar? ¿Acaso es un aviso para que no nos conformemos con cualquier paz en nombre de Dios ni nos traguemos cualquier guerra en nombre del Evangelio?
Recordemos hoy a San Buenaventura con este fragmento de una de sus oraciones, que nos recuerda de otro modo dónde está la “salsa” de la vida… al menos para un cristiano:
Que no ambicione otra cosa sino poseerte, que te busque y te encuentre, que a Ti me dirija y a Ti llegue, en Ti piense, de Ti hable y todo lo haga en loor y gloria de tu nombre, con humildad y discreción, con amor y deleite, con facilidad y afecto, con perseverancia hasta el fin; y que Tú sólo seas siempre mi esperanza, toda mi confianza, mis riquezas, mi deleite, mi contento, mi gozo, mi descanso y mi tranquilidad, mi paz, mi suavidad, mi olor, mi dulcedumbre, mi alimento, mi comida, mi refugio, mi auxilio, mi sabiduría, mi heredad, mi posesión, mi tesoro, en el cual esté siempre fija, firme y hondamente arraigada mi alma y mi corazón. Amén.
Y una canción para gustarlo despacio.
Vuestra hermana en la fe, Rosa Ruiz, Misionera Claretiana
 
   
 
Palabra Diaria

Lecturas Domingo 15º del Tiempo Ordinario - Ciclo C


Domingo 14 de Julio del 2013  





 
Primera lectura  





Lectura
Lectura del libro del Deuteronomio (30,10-14):

Moisés habló al pueblo, diciendo: «Escucha la voz del Señor, tu Dios, guardando sus preceptos y mandatos, lo que está escrito en el código de esta ley; conviértete al Señor, tu Dios, con todo el corazón y con toda el alma. Porque el precepto que yo te mando hoy no es cosa que te exceda, ni inalcanzable; no está en el cielo, no vale decir: "¿Quién de nosotros subirá al cielo y nos lo traerá y nos lo proclamará, para que lo cumplamos?"; ni está más allá del mar, no vale decir: "¿Quién de nosotros cruzará el mar y nos lo traerá y nos lo proclamará, para que lo cumplamos?" El mandamiento está muy cerca de ti: en tu corazón y en tu boca. Cúmplelo.»

Palabra de Dios
 

Salmo

Sal 68,14.17.30-31.33-34.36ab.37

R/. Humildes, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón

 



Mi oración se dirige a ti, Dios mío, el día de tu favor;
que me escuche tu gran bondad, que tu fidelidad me ayude.
Respóndeme, Señor, con la bondad de tu gracia;
por tu gran compasión, vuélvete hacia mi.
R/.

Yo soy un pobre malherido;
Dios mío, tu salvación me levante.
Alabaré el nombre de Dios con cantos,
proclamaré su grandeza con acción de gracias.
R/.

Miradlo, los humildes, y alegraos,
buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Que el Señor escucha a sus pobres,
no desprecia a sus cautivos. R/.

El Señor salvará a Sión,
reconstruirá las ciudades de Judá.
La estirpe de sus siervos la heredará,
los que aman su nombre vivirán en ella. R/.


 

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (1,15-20):

Cristo Jesús es imagen de Dios invisible, primogénito de toda criatura; porque por medio de él fueron creadas todas las cosas: celestes y terrestres, visibles e invisibles, Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades; todo fue creado por él y para él. Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él. Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia. Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, y así es el primero en todo. Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud. Y por él quiso reconciliar consigo todos los seres: los del cielo y los de la tierra, haciendo la paz por la sangre de su cruz.

Palabra de Dios

 

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Lucas (10,25-37):

En aquel tiempo, se presentó un maestro de la Ley y le preguntó a Jesús para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?»
Él le dijo: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?»
Él contestó: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con todo tu ser. Y al prójimo como a ti mismo.»
Él le dijo: «Bien dicho. Haz esto y tendrás la vida.»
Pero el maestro de la Ley, queriendo justificarse, preguntó a Jesús: «¿Y quién es mi prójimo?»
Jesús dijo: «Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo. Pero un samaritano que iba de viaje, llegó a donde estaba él, y, al verlo, le dio lástima, se le acercó, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente, sacó dos denarios y, dándoselos al posadero, le dijo: "Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré a la vuelta." ¿Cuál de estos tres te parece que se portó como prójimo del que cayó en manos de los bandidos?»
Él contestó: «El que practicó la misericordia con él.»
Díjole Jesús: «Anda, haz tú lo mismo.»

Palabra del Señor
  


Comentario al Evangelio del Domingo 14 de Julio del 2013




José María Vegas, cmf

La proximidad de Dios que nos hace prójimos
Como sabemos, el legalismo fariseo multiplicaba las normas de obligado cumplimiento, y ponía en su estricta y completa observancia la verdadera religión. Cuando las normas se multiplican es inevitable que se produzcan conflictos entre ellas, y se hace necesario discernir criterios de prioridad. También suele suceder que se multipliquen las opiniones sobre la adecuada jerarquía de las normas y que, en consecuencia, aparezcan distintas escuelas que disputan entre sí. La pregunta del fariseo a Jesús, “para ponerlo a prueba”, tiene toda la pinta de ser una pregunta de ese tipo: el deseo de comprobar a cuál de las escuelas rabínicas se adhería Jesús, y juzgar así sobre su ortodoxia, desde el punto de vista, claro, del fariseo en cuestión.
Pero Jesús no es un simple rabino, ni la suya es una opinión de escuela. Jesús ha venido a dar cumplimiento a la Ley, a llevarla a la perfección. Y, a tenor de su respuesta, esto significa limpiarla de la maraña de prescripciones rituales sobre las más peregrinas cuestiones, para ir al corazón de la misma: el amor a Dios (con todo el corazón y con toda el alma y con todas las fuerzas y con todo el propio ser) y al prójimo (como a sí mismo). Al responder a la pregunta (más o menos capciosa) del fariseo, Jesús aprovecha para revelarnos la nueva Ley del Evangelio, la Ley del amor y de la gracia, que lleva a perfección la Ley mosaica. Pero, podríamos preguntar, ¿dónde está la novedad, cuando en su respuesta Jesús se limita a citar dos textos del Antiguo Testamento? Cita, en efecto, Deuteronomio 6, 4-9, en lo referente al amor a Dios, y Levítico 19, 18 para el amor al prójimo. ¿Está Jesús sólo rescatando la Ley del Sinaí de la maraña legal farisea o hay en sus palabras verdadera novedad?
Para aclarar esto hemos de atender a la parábola del buen samaritano, con la que Jesús responde a la segunda pregunta del fariseo: ¿Quién es mi prójimo? El interlocutor de Jesús parece no tener dudas en lo referente al amor de Dios, pero no tiene del todo claro a quién abarca la obligación del amor a los demás, esto es, quién es nuestro prójimo al que debemos nuestro amor. Si nos atenemos a la Ley de Moisés, sustanciada en el Decálogo, sólo los familiares son próximos, y sólo hacia ellos el deber positivo de hacerles el bien. Así hay que entender el cuarto mandamiento, el único de la segunda parte de la tabla que manda actuar positivamente respecto de los propios padres y, por extensión, con el resto de los familiares (apurando algo más se podría incluir a los paisanos y connacionales). En lo que se refiere a todos los demás, más lejanos, sólo hemos de abstenernos de hacerles mal (es el contenido negativo de los otros seis mandamientos), esto es, basta con la exigencia del respeto. Pero, en su respuesta al fariseo, Jesús pone como ejemplo de prójimo, esto es, de “próximo” y cercano, a quien era para los judíos prototipo del extraño, del extranjero, del herético y enemigo, merecedor sólo de odio y desprecio: un samaritano. De esta manera paradójica y provocativa Jesús amplía el círculo de los próximos, de los familiares y hermanos (destinatarios del cuarto mandamiento) hasta incluir en él a todos los hombres y mujeres sin excepción, eliminando así toda frontera nacional, racial, incluso religiosa: todo ser humano es prójimo para ayudar y recibir ayuda, para hacer el bien y que se lo hagan, para amar y ser amado. Y es que, en verdad, la necesidad y el sufrimiento, así como la verdadera compasión, no entienden de fronteras, razas o confesiones. Jesús, con su parábola del buen samaritano, nos ha aproximado a todos, nos está invitando a superar todo extrañamiento, toda excusa (nacional, racial o religiosa) para eximirnos de la misericordia.
Sin embargo, no debemos pensar que con su respuesta Cristo sólo se ha referido a la segunda parte del mandamiento principal, dejando intacta la que se refiere a Dios. En realidad, al contarnos la parábola del buen samaritano, Jesús nos está transmitiendo una nueva imagen de Dios: si todo ser humano es mi hermano y, por tanto, depositario potencial de un amor activo, que se traduce en solicitud y ayuda, es porque Dios es el Padre de todos sin excepción, y nos hermana a todos en una misma familia. Sólo a la luz del Dios Padre celestial, que hace salir el sol sobre buenos y malos, y llover sobre justos e injustos es posible entender el mandamiento del amor universal, que incluye hasta a los enemigos (cf. Mt 5, 44-45), y, que, como se desprende de las palabras de Jesús, no consiste en un benévolo sentimiento de simpatía (que puede muy bien no darse), sino en una voluntad efectiva de hacer el bien.
La paternidad de Dios que hace de todos los seres humanos prójimos y hermanos no es una mera metáfora para decir que Él es el principio del que todo viene. Su paternidad expresa una relación esencial e interna, y anterior a la creación de las cosas y los hombres: es el Padre del Hijo Unigénito, unidos entre sí por el Espíritu del Amor. Y esa paternidad de Dios se ha hecho cercana y próxima en la encarnación del Hijo. Dios no está lejos de nosotros. Ya Israel intuyó esta cercanía de Dios: la voz del Señor, su palabra y su mandamiento no están en el cielo o allende el mar, sino muy cerca de ti, en tu corazón y en tu boca. Esa Palabra es el mismo Jesucristo, el “Dios con nosotros”, que en su encarnación se ha hecho imagen visible del Dios invisible y ha reconciliado consigo todos los seres, los del cielo y los de la tierra, haciendo la paz por la sangre de su cruz. Él es en persona la perfección y el cumplimiento de la antigua Ley. En Jesús Dios se ha aproximado a nosotros, se ha hecho prójimo y hermano nuestro, y en él nos ha convertido a todos en prójimos y hermanos.
En Cristo entendemos que no hay contradicción alguna entre amor a Dios y amor al prójimo, sino que los dos preceptos son dimensiones de un único mandamiento principal. Cuando nos acercamos a los demás haciéndonos prójimos suyos, brindándoles nuestra ayuda y tratando de hacerles bien, estamos haciendo próximo a Dios, que es amor, pues estamos encarnando y visibilizando al amor mismo; pero este movimiento es posible porque Dios ya se nos ha aproximado, en Jesucristo, y en él nos ha mostrado su rostro paterno.
Así pues, el camino que lleva al templo, esto es, al verdadero culto de Dios, no es el camino directo del sacerdote y el levita, que para llegar a tiempo al templo dan un rodeo y evitan el encuentro con el que está en necesidad. Al contrario, ese rodeo de la atención solícita al que sufre, se convierte en el atajo que lleva a Dios verdadero, al Dios Padre de Jesucristo y Padre nuestro.







 

Palabra Diaria

Lecturas Sábado de la 14ª semana del Tiempo Ordinario


 

Sábado 13 de Julio del 2013 

 

 

 


Lectura
Primera lectura



Lectura del libro del Génesis (49,29-32;50,15-26a):

En aquellos días, Jacob dio las siguientes instrucciones a sus hijos: «Cuando me reúna con los míos, enterradme con mis padres en la cueva del campo de Efrón, el hitita, la cueva del campo de Macpela, frente a Mambré, en Canaán, la que compró Abrahán a Efrón, el hitita, como sepulcro en propiedad. Allí enterraron a Abrahán y a Sara, su mujer; allí enterraron a Isaac y a Rebeca, su mujer; allí enterré yo a Lía. El campo y la cueva fueron comprados a los hititas.»
Cuando Jacob terminó de dar instrucciones a sus hijos, recogió los pies en la cama, expiró y se reunió con los suyos.
Al ver los hermanos de José que había muerto su padre, se dijeron: «A ver si José nos guarda rencor y quiere pagarnos el mal que le hicimos.»
Y mandaron decirle: «Antes de morir tu padre nos encargó: "Esto diréis a José: Perdona a tus hermanos su crimen y su pecado y el mal que te hicieron". Por tanto, perdona el crimen de los siervos del Dios de tu padre.» José, al oírlo, se echó a llorar.
Entonces vinieron los hermanos, se echaron al suelo ante él, y le dijeron: «Aquí nos tienes, somos tus siervos.»
Pero José les respondió: «No tengáis miedo; ¿soy yo acaso Dios? Vosotros intentasteis hacerme mal, pero Dios intentaba hacer bien, para dar vida a un pueblo numeroso, como hoy somos. Por tanto, no temáis; yo os mantendré a vosotros y a vuestros hijos.»
Y los consoló, hablándoles al corazón. José vivió en Egipto con la familia de su padre y cumplió ciento diez años; llegó a conocer a los hijos de Efraín, hasta la tercera generación, y también a los hijos de Maquir, hijo de Manasés; los llevó en las rodillas.
José dijo a sus hermanos: «Yo voy a morir. Dios cuidará de vosotros y os llevará de esta tierra a la tierra que prometió a Abrahán, Isaac y Jacob.»
Y los hizo jurar: «Cuando Dios cuide de vosotros, llevaréis mis huesos de aquí.» José murió a los ciento diez años de edad.

Palabra de Dios

 
 
 
Salmo


Sal 104,1-2.3-4.6-7

R/. Humildes, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón

 



Dad gracias al Señor, invocad su nombre,
dad a conocer sus hazañas a los pueblos.
Cantadle al son de instrumentos,
hablad de sus maravillas.
R/.

Gloriaos de su nombre santo,
que se alegren los que buscan al Señor.
Recurrid al Señor y a su poder,
buscad continuamente su rostro.
R/.

¡Estirpe de Abrahán, su siervo;
hijos de Jacob, su elegido!
El Señor es nuestro Dios,
él gobierna toda la tierra. R/.

 
 



Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (10,24-33)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «Un discípulo no es más que su maestro, ni un esclavo más que su amo; ya le basta al discípulo con ser como su maestro, y al esclavo como su amo. Si al dueño de la casa lo han llamado Belzebú, ¡cuánto más a los criados! No les tengáis miedo, porque nada hay cubierto que no llegue a descubrirse; nada hay escondido que no llegue a saberse. Lo que os digo de noche decidlo en pleno día, y lo que escuchéis al oído, pregonadlo desde la azotea. No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No, temed al que puede destruir con el fuego alma y cuerpo. ¿No se venden un par de gorriones por unos cuartos? Y, sin embargo, ni uno solo cae al suelo sin que lo disponga vuestro Padre. Pues vosotros hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados. Por eso, no tengáis miedo; no hay comparación entre vosotros y los gorriones. Si uno se pone de mi parte ante los hombres, yo también me pondré de su parte ante mi Padre del cielo. Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre del cielo.»

Palabra del Señor
 



Comentario al Evangelio del Sábado 13 de Julio del 2013



CR
Queridos amigos y amigas:
Quisiera centrarme en unas palabras de Jesús que se repiten tres veces en el evangelio de hoy: No (les) tengáis miedo. Son palabras que necesitamos actualizar cada vez que vivimos la fe con temor o que experimentamos una suerte de complejo de inferioridad. Jesús busca discípulos humildes, pero no miedosos; sencillos, pero no apocados; mansos, pero no pusilánimes. Donde hay experiencia de Dios y poder del Espíritu, no hay temor. El amor vence el miedo.
Pero, ¿cuáles son las razones por las cuales no debemos tener miedo? Jesús nos ofrece tres:
  • Porque nada hay cubierto, que no llegue a descubrirse. La mentira atemoriza con apariencia de verdad, pero, al final, la verdad se abrirá paso y mostrará a las claras lo que las cosas son.
  • Porque los que matan el cuerpo no pueden matar el alma. Nuestro centro personal (el corazón) es el santuario de Dios. Nada ni nadie puede destruirlo.
  • Porque no hay comparación entre vosotros y los gorriones. O, dicho de otro modo, porque Dios, que se ocupa con primor de todas sus criaturas, cuida de manera especial al ser humano.
¿No necesitamos que esta Palabra nos dé fortaleza cuando se cierne sobre nosotros el miedo?







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